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lunes, 22 de septiembre de 2014

La Firma Invitada: El espectáculo del capataz


El colectivo de los costaleros ha sido siempre un foco permanente de las miradas de todos nosotros. Gente anónima que hace una labor encomiable, pero que también es objeto de críticas por su comportamiento –incluso en las normas para la Semana Santa que firma el Vicario se le da un tirón de orejas- o por su capacidad para mover del sillón a una junta de gobierno. Que se lo digan al pobre del ‘petaíto’, cuyo único delito fue llevar una camiseta que dejaba ver todo salvo las tirantas y lo echaron a la calle. Pero ¿qué ocurre cuando es un capataz quien da el espectáculo?

Me resulta chocante como en el último año un capataz situado en la élite de este oficio no para de ‘llamar la atención’ con distintas acciones, algunas bochornosas. Por menos de la mitad, un costalero sería expulsado de su cuadrilla. Un capataz es un padre y compañero para su equipo, un ejemplo a seguir para sus costaleros; una persona que debe saber estar por respeto a su hermandad, a los que van debajo, a su lado y a los fieles que se congregan alrededor. Toda actitud encaminada a llamar la atención y a convertirse en centro de atención, arrebatando –o intentándolo- el protagonismo a quien realmente lo tiene –los Titulares de la cofradía- está fuera de lugar y sobra. Y lo peor es que nadie dice nada.











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