En la tranquilidad del salón de mi casa, con los cinco sentidos receptivos, he podido contemplar la magnífica obra que, D. Carlos Colón, ha realizado para todos los rocieros. Una auténtica obra maestra en la que la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, tienen cabida.
¿El tacto? Pues sí, pues podemos sentir el tacto de aquella vara de peregrino que alguna vez nos ha acompañado durante el camino. Esa vara que nos ayuda a sobrellevar la dura senda de la vida diaria. Esa vara, en la que nos apoyamos en los momentos difíciles. O la mano de esa niña que se acerca hasta sus andas. O en hombro de aquel almonteño que le lleva en volandas.
El oído, por los rezos hechos sevillanas, plegarias en su ermita o durante su procesión. Las palmas a su paso y el repique de campanas de las casas de hermandad al detenerse. O el toque del tamboril para anunciar el alba. O el silencio, ese silencio que transmite esta obra, cuando te enfoca en la soledad del santuario; cuando por nanas rocieras, duerme a su Niño, el Bendito Pastor.
El Rocío de la madrugada refresca nuestras gargantas resecas del polvo del camino o rajadas de decirte tantas veces guapa. Así el sabor está presente. El olor lo da el romero de las vereas, el que los almonteños prepara para su ida cada siete años en esa catedral efímera, en el que se transforma tu pueblo. El olor lo dan las amapolas, las margaritas, el eucalipto, el dulce olor de una Madre buena. Ese olor inconfundible que todos buscamos.
Por último la vista, esa que hoy en día parece que el el sentido más importante, sin embargo, hasta con los ojitos cerrados sabría llegar a Ella; con los ojos cerrados sabría decir que estoy a su lado. La vista la hace estar presente todas las imágenes de momentos vividos junto a Ella y los míos: traslados, procesiones... Lo da el ver su sonrisa cuando le quitan el pañito en El Chaparral o la cara de cansancio de los que nunca la dejan sola o las lágrimas de aquellos que se acercan a agradecerle tu divina intercesión.
En fin, una obra que guardará un lugar privilegiado en mi filmoteca particular, porque aparte de ser de la Virgen, Nuestra Señora y Madre del Rocío, D. Carlos Colón, ha realizado una obra magna. ¡Enhorabuena!
¡Viva la Virgen del Rocío!
¡Viva esa Blanca Paloma!
¡Viva la Reina de las Marismas!
¡Viva la Patrona de Almonte!
¡Viva el Pastorcito Divino!
¡Viva la Madre de Dios!
Raquel Medina
Recordatorio Sendero de Sueños: Blancas arenas de inocencia