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jueves, 4 de septiembre de 2014

Pasar del caimán, o algunos años de tradición


Como es sabido por todos, Sócrates rechazaba la escritura frente a la cultura oral. Cuando leemos algún texto no sabemos quién lo ha podido escribir (aunque sepamos su nombre), y lo que es peor, tampoco se sabe cuando alguien lee un texto, si tiene la capacidad para entenderlo e interpretarlo. Si se dan las dos circunstancias a la vez, el problema está asegurado.

No voy a valorar algunos artículos publicados recientemente, carentes de toda lógica histórica y rigor, sino que intentaré valorar la tradición a través de un experimento que creo que es bastante concluyente, como lo es comprobar cómo vivía Córdoba su fe en Nuestra Señora de la Fuensanta durante los años más complicados de la II República. Para ello viajaremos, por ejemplo, al año 1932 en el que, como es sabido por todos, no procesionó ninguna hermandad de nuestra ciudad; no hubo ninguna "Valiente", aunque este episodio no nos corresponde a los cordobeses.

Lo primero que nos puede llamar la atención es la participación de la propia Banda municipal de Música en los festejos organizados en honor de la otras veces llamada "Compatrona" de la ciudad, la cual organiza en dicho año hasta 3 verbenas (actuaciones) durante la velada de Nuestra Señora de la Fuensanta (8, 9 y 10 de septiembre). Velada que por cierto en 1932 se describía como "importante feria de Córdoba en la antigüedad". Dichas actuaciones se organizarían en el Campo Madre de Dios, siendo amenizadas en unión a la anterior por las orquestinas de Orozco y Lacoba. La entrada a los caballeros ascendería a 0,50 pesetas, teniendo las señoras y señoritas la entrada libre.

Una banda municipal que estaba en auge tras sus conciertos en ciudades como Toledo, donde fue muy bien recibida, y cuyos beneficios durante la velada se destinarían a engrosar los fondos de la caja de Socorros Mutuos de la misma. Se abría una fila 0 a través de la cual cualquier cordobés podría enviar sus donativos, siendo lugar indicado la academia de la banda, situada en la calle Conde de Priego.

Como en toda velada que se precie en aquella también se instalaron tómbolas, rifas, "carrousell", las omnipresentes buñolerías e incluso puestos de refrescos. Como novedad se anuncia el reparto de "artísticos" regalos para las señoritas que concurriesen, solicitándose a las personas "pudientes" no sólo su participación sino también el envío de regalos para las tómbolas; zarcillos de filigrana, vino, sombreros de paja...

Paralelamente se organizó en el diario católico El defensor de Córdoba una suscripción popular para Nuestra Señora de la Fuensanta, alcanzándose la cifra de 1.749,85 pesetas.

En esos mismos días se celebraron otras verbenas como las organizadas por los Exploradores o los Ferroviarios, celebrada ésta última en los jardines del Duque de Rivas donde la Banda municipal igualmente actuó desde la hoy maltrecha pérgola.

En cuanto a la Velada en sí, se organizaría, como ya se ha comentado, durante los días 8, 9 y 10 de septiembre, colaborando el propio Ayuntamiento de Córdoba con la participación de la Banda municipal, función de fuegos artificiales el último de los días, la instalación de sillas y el riego del lugar durante los días de fiesta.

Fiesta que tendrá su eje principal en el propio Santuario, donde se celebrarán el día 8 de septiembre varias fiestas en honor de la Virgen de la Fuensanta como son las de las siete de la mañana (sin sermón), ocho (con sermón a cargo del rector de Santiago) y nueve (con prédica a cargo de don Cándido Rodríguez Martín); todas ellas sufragadas por particulares. A partir de las diez de la mañana se celebraría la "solemne fiesta de la ciudad", costeada, como la novena, con los donativos del vecindario, ocupando la sagrada cátedra canónigo don Mariano Ruiz Calero Alcántara.

Ese mismo día, a partir de las seis y media de la tarde, celebración del primer acto de la novena con manifiesto, predicando el beneficiado de la Catedral y capellán del propio santuario don Juan Martínez Sirvent.

El calendario de los días sucesivos mantendrían el mismo esquema: fiestas matinales costeadas por personas devotas, así como novena a partir de las seis y media de la tarde.

El día 16 de septiembre, último día de la novena, se celebró la tradicional procesión (dicho año por las naves del templo) con el Santísimo, dándose por concluidos los actos en honor de Nuestra Señora de la Fuensanta.

¿Y de la feria de Otoño? La feria de ganado se celebraría, como era habitual, a final de mes.

David S. Pinto Sáez

 

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