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lunes, 16 de marzo de 2015

Un pregón emocionante, una intensa chicotá


Fernando Blancas. Comenzaba la noche en la Trinidad entre un ambiente de expectación y a la vez ganas de escuchar ya al pregonero. A Pachi se le podía ver nerviosísimo, pero sin embargo tras su Pregón, no entiendo los nervios de antes, pues se certificó la noche con un ambiente de complacencia y disfrute total de todos los asistentes. Alegría, quizá sea la palabra que se palpaba al terminar la jornada, pero empecemos por el principio.

La Agrupación Musical Santa Cruz de Benamejí puso la música al acto como preámbulo. Cuatro marchas con aires de la Calzada Sevillana, para irnos metiendo ya en faena, que en un Pregón del Costalero, era lo que cabía.

Luego, las lágrimas del pregonero se sucedieron sin pausa, y a alguno de los presentes también le florecieron ante la presentación cargada de nervios, de amor, de respeto y admiración de unos hijos a su padre. María y Kiko, no presentaron a un pregonero, pues como bien dejaron claro, presentaron a su padre, a Pachi, al que admiran como costalero y persona, como capataz y maestro, como guía de los pasos con gran maestría, y trabajador incansable bajo ellos, pero sobre todo, padre en el cariño, el amor, con valentía ante los malos momentos, consejero de otros muchos que la vida nos trae. Como bien dijeron, para el que no conozca a Pachi, es amigo, costalero, capataz, gran persona, y su padre.

Tras la presentación, y aún afectado por la muestra pública de cariño de sus hijos, comenzó Pachi un Pregón cargado de vivencias. Se acordó de sus maestros, ensalzó a otros muchos que según él, y otros muchos en los que me encuentro, trabajaron muchísimo para que la Semana Santa de hoy, sea un reclamo, sea exportable, sea importante dentro de todas las del mundo, y sobre todo, sea nuestra, especial, cordobesa.

Fue desgranando, los diferentes pasos que ha tenido la suerte de portar, para él, un honor haber paseado al Hijo de Dios y su bendita madre. Los problemas que tenían algunas hermandades a la hora de completar sus pasos, en los que Pachi siempre se interesó, buscando siempre la Hermandad que no tuviera suficientemente para ir a echar una mano. Destacó por ejemplo aquel año en que fue a echar una mano al Señor del Calvario, su Nazareno de San Lorenzo al que tanto fervor le tiene el pregonero, cuando llegado el momento le dijo el capataz que solo entraría cuando hiciera falta gente, y acabó siendo los pies del Señor desde salida hasta entrada. Como bien dijo, qué poco han cambiado a día de hoy algunas cosas en algunas hermandades.

Finalizó el acto, acompañado por la Agrupación Musical y la marcha “Oración”, una de sus elegidas como banda sonora de su Semana Santa. Sonaba la marcha mientras desgranó lo que ya nos viene, lo que ya está aquí, a penas en dos semanas como nos vino a anunciar con fuerza el párroco de la Trinidad, tan volcado siempre con su parroquia y los que le van a buscar para pedir cualquier cosa.

En definitiva, Pachi nos colmó a todos, costaleros o no, capataces o no, de recuerdos, de la importancia y el orgullo que es ser costalero, del respeto que antes había por este trabajo, y que ahora a veces se pierde por costaleros y los que no sienten ningún tipo de aprecio por los mismos.

En definitiva, a todos nos quedó claro que Pachi ha tenido grandes capataces, que ha conocido este mundo y lo conoce, a expensas de una enfermedad que lo ha coartado en alguna medida para seguir abajo, con los suyos, pero que donde Pachi pasará a la historia para siempre, será en todos los corazones de los que lo hemos podido conocer, al capataz y a la persona, al amigo y al costalero, a ese señor con mayúsculas que ayer desgranó sus vivencias, y que al salir por la puerta de la Trinidad todos comentamos con orgullo… muy buen pregón de Pachi, de mi amigo Pachi.  







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