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jueves, 18 de septiembre de 2014

Un nuevo capítulo en la crisis de la hermandad del Cristo de la Viga


Un nuevo capítulo se suma a la crisis por la que atraviesa la hermandad del Cristo de la Viga. El comisario, Francisco Gil, y la gestora que dirige la hermandad desde que hace 22 meses fuera intervenida la cofradía por el obispado, ha presentado su dimisión irrevocable. Esta decisión es consecuencia directa del decreto dictado por monseñor Mozuelos en el que se ordena repetir las elecciones que se celebraron en junio y que fueron impugnadas por uno de los dos candidatos, José Manuel Garrido.


El mandato señala que la elección de hermano mayor se celebrará el 27 de este mes en cabildo abierto entre las 10 y las 14 horas. El decreto argumenta “haberse encontrado irregularidades en el censo con un considerable número de hermanos que votaron sin tener la antigüedad de un año”. En otro punto señala que el censo válido será el de fecha 30 de diciembre de 2013 y que el cabildo lo presidirá el canónigo. Manuel Lozano.

En definitiva, todo apunta directamente a la gestora como responsable de lo sucedido, lo que el comisario ha negado en declaraciones a este medio. Y más aún la alusión a la gravedad de las irregularidades: “el motivo que me dijeron para la repetición es que no estaba en regla la documentación necesaria de hermanos para avalar la pertenencia a la hermandad, como las partidas de bautismo”. Francisco Gil subrayó también que ” pedí que las elecciones de junio fueran en cabildo abierto por las tensiones internas y ante lo que pudiera pasar y pasó; me dijeron que eso no era posible porque los estatutos lo impiden. Sin embargo ahora en el decreto dice que puede ser en formato abierto, algo para lo que no tengo explicación”. El ya ex comisario recordó con pesar los desagradables incidentes vividos en aquel cabildo electoral donde hubo graves insultos a él e incluso al director espiritual, que lo presidió.

En sus manifestaciones, se extendió en contar lo que han sido estos 22 meses de gestión después de que el prelado lo pusiera al frente de la hermandad, “situaciones muy desagradables que no han tenido respuesta desde el obispado porque no abrí expedientes, algo que no haré nunca. Ha sido un año y medio lleno de problemas, incluso desde el principio cuando me encontré el disco duro del ordenador de la hermandad vacío, facturas impagadas, embargos ordenados a la cofradía y cerraduras selladas, entre otras situaciones”. Así las cosas, dijo, con contundencia, que ” no lo soporto más y así se lo dije al obispo el viernes”. Francisco Gil concluye que ante la pérdida de confianza tanto de su parte hacia el prelado, como de éste hacia él, ha dado el paso de dimitir. “No quiero más problemas. Quería convocar elecciones cuanto antes y no eternizarme aquí. En este tiempo he tenido que dejar de lado cosas en el ámbito profesional y personal. Ya no trago más y no pasaré más noches sin dormir”, concluyó.





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