Con ánimo de conocer un poco mas las manos y el pensamiento de quienes nos han dado para Don Benito, parte de su legado artístico, hoy traemos aquí a la figura del imaginero Antonio Bernal Redondo, el que alumbró a nuestra Soledad a principios de los noventa, dejándonos una imagen de juventud, mezcla de dulce tristeza y amarga pena, que recorre desprovista de palio, las calles del Viernes Santo dombenitense en esa procesión que echa de menos el silencio de antaño y algo mas de solemnidad...
Antonio Bernal Redondo nace en la calle Postrera del castizo barrio de San Basilio el día 13 de febrero de 1957. Su infancia se desarrolla en el mismo barrio. Más tarde el hogar familiar se traslada al Campo de la verdad realizando sus estudios primarios en el Colegio de la Inmaculada de la céntrica Plaza de la Compañía. La necesidad de traslado hará que, con sus ocho años, pierda más de un autobús embelezado en el estudio de los Hnos. Navarro de la cercana Cuesta de Lujan.
Desde niño siente la necesidad de la creatividad, el contacto con el barro y el modelado. Convencido de su vocación, se gradúa en Artes y Oficios en 1976 y se convierte en asiduo visitante del estudio del maestro Amadeo Ruiz Olmos, su profesor.
Más tarde es la madera, quien despierta en él una pasión y sentimiento, por la que deja su trabajo y se lanza a la aventura de la IMAGINERÍA, de forma autodidacta, lleno de ilusiones y un sin fin de creatividad.
Estudia Artes y Oficios y visita el estudio de su profesor Amadeo Ruiz Olmos, pero el escaso apoyo familiar ante la profesión de escultor-imaginero le lleva a orientar su futuro profesional lejos del arte, trabajando como delineante para el Ministerio durante diez años y para la Empresa de Aguas de Córdoba durante otros siete años. Sin embargo, no abandona por completo su afición. Compagina su trabajo con la realización de múltiples cursos y estudios para conocer y perfeccionar diferentes técnicas, consiguiendo mostrar sus pinturas en pequeñas exposiciones de nuestra ciudad y realizando bustos, retratos, etc.. por encargo.
Con treinta años, casado ya, decide dar un vuelco a su vida profesional dedicándose por entero a la escultura y, junto a su amigo Francisco Romero Zafra, presenta en una exposición en la Diputación, organizada por la Hermandad de la Merced, unos bustos de la Virgen y San Juan y unas cabezas de angelitos.
Tras su primera obra, los encargos se suceden a la vez que imparte clase de diseño en un centro de moda. Poco tiempo después, trasladan el taller a la calle Ramírez de las Casas Deza. Las obras se suceden y, poco a poco, su obra se afianza ascendiendo el número de contratos y de destinos: Córdoba y provincia, Málaga, Jaén, Cuenca, Islas Canarias, Venezuela, etc.
En el año 2001, Antonio Bernal y Francisco Romero deciden separarse e iniciar una nueva y necesaria etapa, estableciéndose en la calle Teniente Albornoz el primero y en la Plaza de San Agustín el segundo. En la actualidad dispone de un magnífico taller situado en la Plaza de las Doblas.
Su primer trabajo a nivel cofrade en la capital fue la realización del grupo escultórico del paso de misterio de nuestro padre Jesús de las Penas (excepto el titular) de la Hermanad de la Esperanza de Córdoba. A partir de una serie de exposiciones realizó imágenes como el nazareno de Adamuz, la Señora de Don Benito en Badajoz y a raíz de ahí comenzó el misterio de las Penas, mencionado anteriormente.
De su estilo podemos decir que Antonio Bernal es reconocido por su gran naturalidad, una de las mayores riquezas con las que pueden contar una imagen, mezclado con la imaginación.
Bernal realiza sus obras a partir de modelos naturales por el amplio campo de riqueza que dan a la obra, de esta forma no reincide en físico ni en las expresiones.
Acomete su obra en varias etapas siendo la primera una composición mental que traslada a papel. Una vez dibujado, y según sea un misterio o una talla, crea una pequeña maqueta o recrea un modelo mayor en barro. Seguidamente se centra en el busto del personaje y, aunque es un recurso que viene utilizando desde hace poco tiempo, realiza el sacado de puntos para la madera. Finalmente estuca y lija la madera para policromarla y vestirla.
LA DECIDIDA APUESTA POR LA GUBIA (1989)
Entre los años 1988 y 1989 presenta unos bustos de la Virgen y San Juan además de unas cabezas de Angelitos en una exposición organizada por la Excma. Diputación de Córdoba que, por aquellos años, celebraba anualmente y ofrecía a los nuevos imagineros la oportunidad de darse a conocer. De esta exposición sale el primer encargo, la talla en madera de un Nazareno para la localidad de Adamuz, Córdoba.
En 1993 realiza la imagen de la Virgen de la O de Córdoba. En 1994 comienza a gestar el nuevo misterio para Ntro. Padre Jesús de la Humildad y Paciencia conformado por dos romanos, los dos ladrones -Dimas y Gestas-, un esclavo atento a las órdenes del jinete, un judío que ofrece agua a Jesús y un cirineo que aguanta la cruz y que es un autorretrato del imaginero cordobés. La totalidad de las figuras estarían concluidas en 1997.
En 1999 realiza el primer encargo procedente de fuera de la península, un conjunto escultórico sobre la Oración en el Huerto para la localidad canaria de Los Realejos, en Sta. Cruz de Tenerife, formado por dos imágenes; la del Señor, arrodillado y con la mirada hacia arriba en actitud suplicante, y la de un ángel de talla completa. También lleva a cabo un "Niño de los Remedios" para un particular, una dolorosa para la Hermandad de la Santa Cena de Jaén, Mª Stma. de la Caridad y Consolación, la imagen de un Cristo para la Hermandad del Dulce Nombre de Málaga y la figura de un romano para el misterio de la Hermandad salesiana del Prendimiento (Córdoba). También llevó a cabo al restauración, junto con Francisco Romero Zafra, de la Virgen de la Amargura.
Al año siguiente, realiza la imagen de un Cristo para la Hermandad de la Santa Cena de Jaén, una figura más para la Hermandad cordobesa del Prendimiento, un sayón judío, y la primera de las figuras que le encarga la Hermandad del Señor Resucitado de Córdoba, un "ángel anunciador". En el capítulo de restauraciones realizó la de la Virgen de la Soledad de Jaén con Francisco Romero Zafra, y las de la Virgen de los Dolores (Ceuta) y Ntra. Sra. de la Soledad (Nueva Carteya) en solitario.
En el año 2001 ejecuta la imagen de María Magdalena para la Hermandad del Resucitado de Montilla y un romano para el misterio del Señor resucitado de Córdoba. En cuanto a restauraciones realizó la del Nazareno de Lucena (Córdoba)
Un año después, vuelve a trabajar para la misma localidad de las Canarias, Los Realejos, tallando un misterio de la Piedad compuesto por la imagen de Cristo yaciente en los brazos de su Madre. También realiza un Resucitado para la Hermandad de Montemayor y una imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno para la localidad extremeña de Llerena (Badajoz). Este año ejecutó la restauración del San Juan de la Hermandad de San Basilio de Córdoba y la de Ntra. Sra. de la Soledad de Pozoblanco (Córdoba).
En el año 2003 talla el segundo de los romanos para la Hermandad del Resucitado de Córdoba y las figuras de San Pedro, San Juan, San Andrés, Santiago el "Mayor" para la Hermandad de la Santa Cena de Jaén. También completo dos restauraciones este año, la Virgen de los Dolores de La Carolina (Jaén) y la Virgen de la Soledad de Posadas (Córdoba).
Al año siguiente realiza una dolorosa, la Virgen del Rosario, para la Hermandad del Cristo de la Juventud de Montemayor así como dos figuras más del misterios de la Santa Cena de Jaén, San Bartolomé y Santiago "El Menor".dos sayones de extraordinaria calidad y detallismo para Málaga. En el apartado de restauraciones llevó a cabo la del Nazareno de la localidad de Santiago de la Espada.
En el año 2005 realiza una Dolorosa para la Hermandad de la Sagrada Lanzada de la localidad alicantina de Elche, una Virgen del Socorro para la Hermandad de la Vera Cruz de Montilla (Córdoba) y la imagen de la Virgen del Dulce Nombre para la Hermandad del Cristo del Dulce Nombre de Málaga. Este año restauró la imagen del Cristo del Amor de la capital de Huelva.
Un año después, en 2006, realizó la imagen de un Cristo para la Hermandad de la Sagrada Lanzada de Elche, Alicante, que obtuvo el 1º Premio Nacional de la Hornacina a la mejor obra de imaginería, así como un caballo para la misma corporación.
En el año 2007, realizó una Inmaculada de talla completa y estofada al óleo con tres angelotes para las monjas Clarisas de Elche, Alicante. En este mismo año realiza la imágen de Nuestra Señora Reina de los Apóstoles que fue bendecida en enero de 2008.
En el año 2010 estrena al completo el misterio del descendimiento de Cabra.
SU ESTILO
El imaginero es reconocido porque la mayoría de sus imágenes son inspiradas en modelos naturales. Bernal afirma que una de las mayores riquezas con la que puede contar una imagen es con la naturalidad, mezclado con la imaginación. La base principal es conseguir la expresión natural de la gente. Otro motivo por el que el imaginero realiza sus imágenes a partir de modelos naturales es por el amplio campo de riqueza con respecto a la obra, no reincides en el mismo físico, ni en la misma expresión.
Todo imaginero tiene su imagen predilecta, aquella que él considera perfecta en todos los campos. Para Antonio Bernal es el Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés (los cálices) es el Cristo de los Cristos y la anatomía más suave y más perfecta que se ha hecho.
La vocación de aprender de Antonio lo hacen no estancarse en un único modo de hacer y crear. Es su afán de superación, su entrega máxima, su intento permanente de mejorar la obra anterior lo que le define y lo que lo ha encaminado hacia el afianzamiento de su obra.
Incómodo ante todo lo que signifique ser protagonista de cámaras, entrevistas y reportajes, Antonio Bernal sigue abriendo su vida generosamente a cuantos desean acercarse a ella a través de su obra y disfrutando de su trabajo consciente del privilegio que supone ser uno de esos escogidos por Dios para representar su Pasión.