Blas Jesús Muñoz. Fue en un periodo de juventud cuándo me cuestioné, por vez primera, acerca de la cantidad de amigos que puede llegar a tener una persona. Tal vez, muchos; tal vez, los justos. Descubrí entonces que todo el mundo no podía ser Tico Medina y escribir artículos nombrando a diez o quince amigos, en cada uno de ellos.
Los amigos, así me lo enseñaron, se guardan para los días "señalaítos" como cantaba el maestro Amador con sus Gitanos de Temporá. De hecho, en esos días pueden aparecer nuevas amistades hasta ese momento ignotas, pero recuperadas o establecidas si la ocasión lo merece.
De esa manera, nos hemos ido encontrando en los últimos tiempos con selfies impagables. El selfie en versión cofrade no es muy diferente al de cualquiera, salvo que, por estética, la foto te la echa otro y ya no es auto, pero se persigue idéntica intención.
El que les traemos hoy es uno de los que no tienen precio. En él aparecen un expregonero y el actual, un expresidente y el actual. Y, como en esos amores imposibles, el selfie queda como un artículo de los antes nombrados de Escolástico y con aroma a Barcelona ´92 y aquel Amics per sempre.
No sé si los retratados hablarán catalán en la intimidad (quizá, el actual pregonero sí, por aquéllo de haber nacido allí), pero entre ellos se antoja un idioma ancestral, inherente al cofrade, el mismo que un día todo son críticas, pero llegada la hora del selfie, uno es el primero en poner su mejor perfil.
Si les digo la verdad, los envidio. Sin embargo, puesto a hacerme un selfie, en lugar de La Gloria prefiero la antigua Trabajadera, toda vez que, en lugar de Finito, Cremades o los dos dirigentes (con estos últimos menos que con los dos primeros), me buscaría como les diría yo... a Gabilondo y a Curro (Romero) que son los mejores en su estilo.
(Nota del Autor: A mis queridos detractores de Twitter les dedico las cursivas y una falta de ortografía escondida)
Recordatorio Enfoque: Un paso para Pasión
