Me encuentro delante de mi cuaderno
intentando escribir desde el alma,
queriendo sacar fuera este sentimiento,
intentando que mi corazón quede en calma.
Mus dedos a ritmo de un tambor
robando minutos a un antiguo reloj,
escriben mi amor y mi dolor,
mi alegría, mi fe y mi temor.
Suave melodía de alguien que canta,
profunda oración de una persona que reza,
grito y silencio de la voz que clama
un sincero momento, una pequeña pena.
Ante ti me hallo,
Tú que por nosotros mueres.
Ante ti me hallo,
para aliviar tu injusto sufrimiento.
lejos de toda explicación,
cerca del verdadero entendimiento.
ante ti me hallo,
Tú que todo lo puedes.
Por un momento te veo en tu Cruz
que a mi vida da la luz,
luz de un sol de alegre primavera,
para ti es mi vida nazarena.
Isidro García Martín
Recordatorio Desde la Lejanía