Guillermo Rodríguez. Acariciaba el sol la torre de San Lorenzo mientras Córdoba entera esperaba a las puertas de la Gloria, que el Divino Rey de los Cielos atravesase el umbral de nuestros sueños, para convertir en realidad tanto meses descontando el calendario. La bulla se iba configurando paulatinamente cuando desde el Realejo, la siempre efectiva Banda de Cornetas y Tambores Caído y Fuensanta se abrió paso entre el gentío al compás del pasacalles que nos confirmó a los presentes que todo había comenzado.
La cruz de guía cruzó el cancel y comenzó a avanzar buscando Capitulares seguida de un nutrido grupo de pequeños hebreos que con palma en mano querían recibir a Jesús Triunfante a lomos de su borriquita. Incienso, marchas, cambios y paso al frente... y el Rey de Reyes enfiló el sendero que lo conduce al corazón de una Córdoba que lo esperaba con los brazos abiertos, en la seguridad y la tranquilidad recuperada, tras largos años de compaginar el librito y el buen hacer de José Antonio Luque y su equipo con la mirada cansina y penosa a las webs meteorológicas, felizmente casi inéditas esta semana de Pasión.
Tras el Hijo del hombre, la Virgen de la Palma, radiante bajo el azul del cielo, que pisó las piedras de la Plaza de San Lorenzo al compás de Rocío, símbolo inequívoco de lo que Ella hace cada primavera al inundar las almas de los que la buscamos en la mañana en la que Córdoba estrena sonrisa.
La Semana Santa ha comenzado y, como decía un amigo, empieza a terminar lentamente. Es momento de aprovechar cada instante que nos regala para atesorarlo y rememorarlo cuando todo haya concluído y volvamos a descontar los días.
Recordatorio Lugares recomendados para el Domingo de Ramos