Blas Jesús Muñoz. El costalero de la Magna, evidentemente,
no será protagonista. Le han marcado la norma y parece que, desde la
Agrupación, lo prefieren uniformado como un "ejército cofrade". Quizá,
se hayan inspirado y quieran dar una versión castiza de los Legionarios
de Cristo.
Lo que sí está claro, o al menos lo parece, es que el Vía
Crucis Magno los dejó pagados de sí mismos y lo añoran. Será por ello
que para ser costalero en la Magna tienes que llevar la camiseta del
Magno (no confundir ni con el brandy ni con el gel de ducha). Surgen
varios interrogantes a este respecto: ¿Quién paga y pagó las camisetas?
¿Qué harán a quien ose no llevarla? ¿Se trata de mercantilismo? ¿Quién
diseñó las camisetas? ¿La prohibición del tirante es por mandato
gubernamental?
Podríamos seguir formulando cuestiones, pero aburriría.
Sobre los pagadores pasados deberíamos preguntar quienes aflojaron en la
anterior edición, mientras que sobre los futuros... Si hubo o hay
pagadores el fin mercantilista (más allá del destino del vil metal) es
evidente.
La respuesta a quién diseñó las camisetas no es importante
(como el artículo en sí, de no ser por el espíritu que mueve a la norma.
La prohibición del tirante mueve a pensar en un intento de igualar el
asunto con el de la negativa a que las mujeres que participarán en los
cortejos lo lleven. O, tal vez, se trate de vientos del pasado y los
mueva el asentimiento con aquel articulista que tanto se quejó del tema
en cuestión, tan capital para nuestras cofradías que, aun hoy, recuerdo a
mi padre con aquellas camisetas de tirantes caladas en las noches de
verano y me viene el insomnio.
"El asunto porteadores", en la indumentaria exigida sí que
recuerda a un pequeño ejército. De tal guisa que, como vayan varios
pasos seguidos va a recordar al día del orgullo patrio. Sin olvidar el
título "porteadores" que tanto recuerda a un mozo de almacén.