Blas Jesús Muñoz. Probablemente, estas últimas dos semanas sean de las más intensas que recuerdan Córdoba y su diócesis en mucho tiempo. Toda vez que, en lo cofrade, supongan un hito digno de mención, especialmente, a través de la inmensa devoción expresada y entregada a María Santísima de la Sierra.
La Patrona de Cabra vivió un traslado multitudinario a la capital y, una vez en ella, la ciudad se volcó en cariño, amor y fe. En definitiva, la mejor y mayor expresión de piedad popular que se podía esperar y que nos deja una huella en el corazón que ya nunca se podrá borrar.
La Imago Dei que mos deja la Santísima Virgen ha propiciado que el Regina Mater se prolongue por una semana, hasta la jornada de este domingo día 5 de julio, cuando regresaba con los albores del día a su Santuario de la Subbética, desde donde arropa bajo su manto las almas de sus devotos.
La Virgen de la Sierra ya se halla en Santuario, en el picacho más alto de las Sierras Subbeticas. A las 6:15 de la mañana partía de la Parroquia de la Asunción y Ángeles, a hombros de sus costaleros y devotos. Esta vez la despedida será más corta, hasta el próximo 4 de septiembre cuando a las de la tarde se disponga a realizar una nueva "Bajá" para estar un mes con su pueblo. En la historia y en la retina de quienes han tenido el honor de vivirlo, quedará por siempre grabado este histórico acontecimiento.
La Magna ha concluido, la Virgen de la Sierra ya está en su casa.
Fotos Fernando Castro
Recordatorio Un vacío en el alma de la Trinidad