Blas Jesús Muñoz. No bastó ni el paso de unas horas desde la celebración de las elecciones municipales del pasado 24 de mayo y apenas un par de semanas desde la toma de posesión del nuevo consistorio, para que se pueda apreciar un cambio en el establishment que define la relación entre las instituciones municipales y las hermandades.
No se trata de actos cuya realización posea, de momento, una repercusión directa sobre las cofradías, si bien muestra una declaración de principios más que evidente. Retirada de simbología religiosa, críticas a actos en los que hay hermandades implicadas, ausencia de la representación que se antoja recomendable en un acto de la importancia del Regina Mater... Actitudes que, en definitiva, invitan a cuestionarse si el modelo de las relaciones entre el consistorio y las cofradías ha cambiado para siempre.
La nueva normalidad religiosa
Hace unos días nos desayunábamos con una información peculiar que versaba acerca de la retirada de un crucifijo de una vitrina situada en la antesala del despacho de la Alcaldesa de Córdoba en el Ayuntamiento. Una decisión que se incardina, según diversas fuentes, en el marco del denominado "Pacto de Plateros" que, en principio, iba a regular la "gobernabilidad" de la ciudad entre PSOE, IU y Ganemos (estos últimos se retiraron del tripartito) y en cuyo cuadragésimo cuarto punto venía a expresar el "impulso al carácter laico y la aconfesionalidad del ayuntamiento". Toda vez que también se animaba a eliminar "la obligatoriedad de la presencia de la institución municipal en manifestaciones religiosas oficiales".
Para Isabel Ambrosio, esta decisión de retirar el crucifijo "entra dentro de la normalidad", toda vez que la alcaldesa cree que "se tiene que establecer esa aconfesionalidad y esa laicidad y, con la máxima normalidad, se irán retirando poco a poco todos y cada uno de los símbolos religiosos sobre todo de espacios como éste". Declaraciones que parecen ir en sintonía con sus compañeros de gobierno de Izquierda Unida, cuyo primer Alcalde, Julio Anguita, fue quien puso el crucifijo. Habiéndose mantenido en fechas no tan lejanas, bajo los mandatos de Rosa Aguilar y Andrés Ocaña.
Críticas a la Magna Mariana
Otro de los aspectos que parecen haber modificado el estatus de las relaciones entre la institución municipal y las hermandades, se sitúa en la crítica vertida públicamente. Hecho desconocido hasta la fecha (en público, se entiende) y que marca un nuevo territorio en el que todos los actores implicados deberán desenvolverse.
"Para el futuro le vamos a plantear otra fórmula a las cofradías", con estas declaraciones de Emilio Aumente, Teniente de Alcalde de Seguridad del Ayuntamiento de Córdoba, se deja entrever una advertencia clara a las hermandades de la capital cordobesa, tras la celebración de la Magna Mariana. Y es que, en la previa al Regina Mater, el edil socialista ya mostró públicamente su contrariedad a celebrar un evento en estas fechas, acogiéndose a las adversidades meteorológicas que presentan las calendas en que nos hallamos y a las consecuencias que las altas temperaturas podían tener en el desarrollo del evento.
De los insultos a la ausencia
La última de las consecuencias que analizamos en este artículo es, por una parte, la ausencia de la Alcaldesa a participar institucionalmente en el Regina Mater. Un evento de gran repercusión para la ciudad que, en principio, se antoja más relevante que un acto de clausura del año deportivo en un barrio de la ciudad para el que, perfectamente, se podría haber enviado a María José Morós, concejal de Movilidad y perteneciente al grupo socialista, la cual fue enviada a representar al consistorio en la Magna Mariana. Además esta participación, si bien tangencial, se contradice claramente con el antedicho punto 44 del "Pacto de Plateros", el cual instaba a eliminar "la obligatoriedad de la presencia de la institución municipal en manifestaciones religiosas oficiales".
Por otra parte, el nuevo giro político de la ciudad comenzó aquel 24 de mayo y tuvo su reflejo en la procesión de María Auxiliadora. Como ya les informábamos en Gente de Paz, al paso de la procesión de la Patrona de los Salesianos por la sede de Ganemos, supuestos simpatizantes de esta agrupación electoral exclamaron frases del tipo "aprovechad que os queda poco" o "ahí vienen los beatos y meapilas". De confirmarse tales extremos, se trataría de un suceso lamentable a la par que mostraría a las claras la apertura de una etapa compleja para los cofrades de Córdoba.