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miércoles, 1 de julio de 2015

Un vacío en el alma de la Trinidad


Blas Jesús Muñoz. Hace una semana nos hallábamos inmersos en  las vísperas de la celebración de la Magna Mariana. El tan esperado Regina Mater nos dejó momentos inolvidables, que ya son parte de la historia viva de nuestras cofradías, en diversos puntos de la ciudad.

La Parroquial de la Trinidad se erigía en uno de los puntos de luz que irradiaban Fe al resto de la ciudad, a través de la intensa devoción -mostrada y recíproca- que nos ha dejado la Patrona de los egabrenses, María Santísima de la Sierra.

La Virgen se despedía el domingo de fieles y devotos entre alegría, emoción y la melancolía de quienes saben lo que vivieron y sintieron. Se despidió ataviada ataviada como la Reina que es. Con la saya que fuera vestido de novia de la Vizcondesa de Termens, junto al popular manto de los claveles, brocado en plata del siglo XVIII.

El próximo domingo día 5 la Santísima Virgen retornará a su Santuario a hombros de sus costaleros. Entre tanto, en el recuerdo nos queda una semana de estancia en San Juan y Todos los Santos que, ahora, nos deja en el estómago los restos de sus mariposas y una nostalgia, un amor entregado, un vacío en el corazón, en el alma de la Trinidad.






Fotos Pablo Cabello






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