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viernes, 7 de agosto de 2015

El Compás de San Pablo: Sueño de una siesta de verano


El olor de una higuera cuajada de, como dijo el poeta cordobés, cárdenas mieles. Un macetón de aspidistras verdes. Un emparrado de jazmines. Y un continuo abejorreo desde que sale el sol hasta el ocaso. Poco tiene que ver el verano con las cofradías, con los cofrades. Y mucho menos con escribir sobre ello. En las eternas siestas de cuando éramos niños sólo teníamos alguna que otra retransmisión grabada en VHS con los comentarios de Cabrera, Capdevila y Varo (Qué Triunvirato!), el libro del Padre Claretiano Federico Gutiérrez, el Alto Guadalquivir de cada año y los Córdoba Cofrade cuando todavía eran tamaño cuartilla. Y con eso, a pasar la siesta. 

Sólo dos días en todo el verano se hablaba de la cosa religiosa en el Diario Córdoba, el único de la ciudad, cuando salía una Virgen del Carmen en una barca por el Guadalquivir y la crónica, en la que nunca faltaban las referencias a los nardos, de la procesión de la Virgen de Acá. 

Hoy cada día de Julio y Agosto hay noticias cofrades. Qué maravilla!

Carlos Colón, afirma que cuando no hay carne, se tira de lo anecdótico, de la faciloneria, de lo barato, para hacer un periodismo que tiene que llenar páginas (webs) cada día, para saciar a un público nada exigente. 

¿Es necesario ese periodismo? O si realmente lo es, ¿Dónde está el otro periodismo de artículos cuidados, de recortes de prensa que merecen ser guardados hasta amarillearse, de reportajes que te quiten ese sueño veraniego?

Serán los 30 pero, prefiero echarme a dormir la siesta antes que quedarme a leer sobre cofradías.


                                                                                                                                         Rafael Cuevas





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