Blas Jesús Muñoz. Durante los últimos tiempos, y especialmente con la puesta en juego de las redes sociales, se ha puesto en práctica un tipo de humor en relación a las cofradías que, en no pocas ocasiones, dista mucho de lo elegante, para abundar en el mal gusto, lo soez y la falta de respeto descarnada.
Así las cosas, desde tweets de un representante político que llama "muñecos" a las veneradas imágenes hasta el escarnio de las mismas como se hizo con el Cristo de la Expiración de la Hermandad del Museo, sustituyendo su sagrada testa por la de un astado, cualquier cosa es posible en la red.
El parecido de Froilán
Huyendo de este tipo de humor vulgar y apostando por el manido tema de los parecidos razonables, la web de Sevilla Today editaba el pasado 15 de agosto, festividad de la Virgen de los Reyes, un artículo en el que se proponía el parecido entre el sobrino de Felipe VI y el Niño de la citada Virgen de los Reyes.
El artículo expresa un tipo de humor que, desde luego, evita de largo los ejemplos anteriormente expuestos. Si bien vuelve a ponerse en juego el papel de imágenes que implican devoción para muchas personas como elemento humorístico.
A continuación, les reproducimos un extracto de la mencionada publicación:
"Expertos en iconografía religiosa y monárquica se han quedado patidifusos ante el descubrimiento casual realizado por un lector del ABC de Sevilla. El avezado parroquiano estaba leyendo mientras se desayunaba media tostada de aceite en un bar de Tiro de Línea cuando, al pasar de la sección de Sociedad a la de Cofradías, se dio cuenta del impresionante parecido existente entre el niño de la patrona de Sevilla y Froilán, el controvertido hijo mayor de la infanta.
La leyenda cuenta que Fernando III, el Santo mandó a tallar la imagen de Nuestra Señora de los Reyes, según un sueño que tuvo antes de una batalla. En dicho sueño se le reveló que el niño tendría el rostro de sus sucesores.
Estudiosos del tema han recordado que durante la Guerra de Sucesión, el gran parecido entre el niño y Felipe V de Borbón convenció al pueblo de Sevilla y al Duque de Medina Sidonia para recabar su apoyo. Una ayuda que resultó fundamental para acabar imponiéndose a los aspirantes austríacos al trono de España".
