Dice una sevillana "cuando tú mueras hermano...verás que pronto se sube, diciendo Blanca Paloma, a esas marismas azules". ¡Viva la Virgen del Rocío!, esas fueron las últimas palabras que Fran Rivera pronunció antes de la operación que se realizó por la última cornada en Huesca, no antes de su muerte, Dios quiera que le queden muchos años. Gracias a la intercesión de la Santísima Madre todo ha salido bien y pronto podrá tener a su nueva hija en brazos.
Vaya desde estas líneas mis ánimos y toda mi fuerza para que pronto se recupere del todo y su evolución siga avanzando de manera satisfactoria como hasta ahora.
Os preguntaréis como he empezado mi artículo así, ¿verdad?, pues bien, ahí va la explicación.
Cuando el diestro sufrió esta terrible cogida en la provincia de Huesca, muchos fueron los comentarios que surgieron, una vez más, en contra de la fiesta nacional. Pero si sólo hubiera sido eso... el problema es que para ir en contra de ella, se alegraron de la triste noticia de la cogida de Rivera.
Muchas son las ocasiones, en nuestro mundo cofrade que, por nuestra antipatía hacia alguien o algo, sólo deseamos lo peor. ¿Por qué? Pues porque no aceptamos las preferencias, opiniones o actos del prójimo.
Si es verdad que no se le desea la muerte a nadie como pasó con el protagonista de la historia contada, pero si se levantan falsos testimonios o incluso se llegan a insultos malsonantes.
¿Por qué no se acepta lo de los demás sin más o, en su caso, se hacen críticas constructivas? Debemos aprender a respetar, pero también a escuchar, porque quien alza la voz no siempre es para mal.
Raquel Medina
Recordatorio Sendero de Sueños: Primero hay que darle las gracias