Blas Jesús Muñoz. Desde su llegada al Córdoba Club de Fútbol, la figura de Carlos González ha cabalgado en la controversia. Entre sus méritos incuestionables se halla el haber saneado económicamente a una institución al borde del abismo concursal y ascender a Primera a un equipo que no olía esos aromas de la élite en cuatro décadas. No son pocos haberes que pesan más que los contras de declaraciones, en ocasiones, poco afortunadas.
Su última aparición estelar ha sido para vetar al Primer Teniente de Alcalde su entrada al palco del Arcángel. Sin adentrarnos en los hechos que orbitan alrededor de lo acontecido con la ciudad deportiva, el mero hecho de querer quitar el cuadro del Arcángel del Ayuntamiento era motivo más que sobrado para no dejarlo entrar en un estadio que hace del Custodio algo que trasciende a lo simbólico porque se haya en el ADN blanquiverde. Si a Pedro García no le gusta un Santo en un espacio público como el Consistorio tampoco le puede gustar que de nombre a un campo de fútbol y, o lo quitas o no pretendes acceder al palco.
Además, por si esto fuera poco, la palabra palco implica todo lo que un buen comunista ha de aborrecer. Postineo, postureo... en definitiva, alta jerarquía para alguien que porpugna la igualdad. No sería coherente querer estar ahí, ¿verdad? Un servidor que hace muchos años fue una vez a ese palco, ya les dice que jamás lo cambiaría por su fondo norte y los llantos y alegrías compartidos en él, con mi hermano, viendo y viviendo más sufrimientos que alegrías, pero que a fin de cuentas hace que quieras más al equipo que hace no tanto llegué a ver en Baza o en aquel mítico estadio del Cerro Reyes.
Carlos González hasta donde sé no es cofrade y, por su parte, Pedro García está consiguiendo en dos meses ser lo que parece que quería, más famoso que esa marca de refresco que todos se imaginan. En esta ocasión, no hay capillitas a los que echarles la culpa de nada, pues parece que las enemistades se las trabaja en todos los frentes. No obstante, el tiempo camina no tan deprisa y puede que algún medio afín entienda o pueda entender que el dueño del Córdoba es cofrade o, peor aun, alguien que asedia al Ayuntamiento. Entre tanto, la oportunidad la pintan calva para que más de un cofrade que tiene el cetro en su mano aproveche la coyuntura y vete al autoerigido ministerio fiscal de las inmatriculaciones de la Iglesia.
@BlasjmPriego
Fuente Fotográfica
Recordatorio El Córdoba sí se encomienda a San Rafael y veta a Pedro García
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Recordatorio El Córdoba sí se encomienda a San Rafael y veta a Pedro García