Blas Jesús Muñoz. Hay muchas formas de jactarse de los demás. Casi tantas como personas pueden habitar este mundo puesto que todos (para los que creemos) somos singulares. Lo que sucede es que se tiene a lo burdo porque es más sencillo. En contadas ocasiones, se persigue la hipocresía o el cinismo. Y es que ya lo decía un tweet hace poco, entre semana jaleo a los anti cofrades y los domingos una crónica bonita para conseguir la audiencia por parte de los aludidos (para más señas pregunten en Cordópolis).
El Ayuntamiento de Sevilla va más allá y realiza un spot promocional de un supuesto festival de cine (habría que analizar el nivel del mismo) y no se les ocurre otra gracia que ridiculizar a un nazareno. Ahora institucionalizan el cachondeo a costa de las cofradías hasta el punto que el Consejo se ha visto obligado a emitir un comunicado al respecto.
¿Se imaginan un spot realizado por cofrades sometiendo a chanza cada derrota electoral del Partido Socialista en los últimos cuatro años? ¿Se imaginan regalar una colección de DVD donde se partiera la caja más de un humorista de cómo justifican y convierten derrotas en victorias? De Izquierda Unida no hablamos porque ya se les olvidó ganar más allá de alguna victoria municipal aislada.
No se lo imaginen porque no pasará y, de ocurrir, lo más bonito que regalarían a nuestros tímpanos sería rancios, que es el equivalente a integristas. Vivimos una época de decadencia, de falta de liderazgo y talento natural y, ello, se refleja en lo que dedican sus esfuerzos. Hay quien dijo hace poco que no es tiempo para héroes, la pena es que siempre fue el de los cobardes y así nos luce.
Recordatorio Enfoque: La prueba del delito