Blas Jesús Muñoz. Hay días que se marcan en la historia personal para siempre y la Hermandad de Jesús Caído ha vivido algunos de ellos durante este último año, cuidando al detalle un programa de actos que ha festejado el 250 Aniversario de la corporación de San Cayetano.
Uno, poco amigo de las extraordinarias como bien saben, en la medida de lo posible intenta ser justo y, más allá de la inclinación personal, debe reconocer el trabajo bien hecho, tan bien como la Hermandad del Caído ha sabido hacerlo con la salida procesional de sus Titulares, desde la Catedral.
No deben doler prendas en reconocer una labor que ha de servir para sumar y para demostrar que las cofradías están por encima de cuanto las rodea y que, si sobrevivieron a los siglos, es por un esfuerzo generoso y convencido que se ha sabido transmitir. Con chicotás para el recuerdo, estampas vivas de la ciudad, los cofrades de Jesús Caído merecen un reconocimiento merecido.
Recordatorio La Crónica: Lo que no contarán las crónicas
