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miércoles, 30 de septiembre de 2015

Los vándalos se ceban con la estatua del sacerdote


Blas Jesús Muñoz. Ya van por tres y podría sumarse la pintada que, a primeros de año, sufrió la fachada de la Parroquia de la Trinidad. Los actos vandálicos, el escarnio hacia todo lo que simbolice la religión parece haber encontrado su fetiche en el monumento dedicado al otrora Párroco de la Trinidad, Antonio Gómez Aguilar. 

La nueva pintada es ya la tercera en el plazo de cinco meses y la segunda en un mes y viene a mostrar la pluralidad y el respeto que se ha instaurado en la cuna de las tres culturas. Toda una paradoja.

Cabe recordar que el monumento al fundador de la Obra Pía y gran dinamizador de las cofradías de la ciudad en una época crucial, se realizó bajo el auspicio de donaciones populares y que, como tantas otras que pueblan la ciudad y no sufren ataques, no hace sino reflejar una parte de la rica historia de la misma.

Con tres ataques hacia la efigie y uno a la Iglesia de la que fuera párroco, todo parece indicar que no será el último, a no ser que se instaure algún tipo de medida de vigilancia en torno a la misma.




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