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domingo, 6 de septiembre de 2015

Memoria Histórica: Disputas entre hermandades


El hallazgo de un legajo en el Archivo Histórico del Arzobispado de Sevilla concerniente a la disputa que mantuvieron a finales del siglo XVI y principios del XVII las Cofradías del Dulce Nombre de Jesús, sita en el convento de la Orden de Predicadores de San Carlos y Santo Domingo, y la de Jesús Nazareno, radicada en el monasterio de Carmelitas Descalzos de San Andrés, ha obligado a reabrir una investigación que se creía cerrada. En el año 2007, en el libro ‘Cofradías malagueñas rescatadas del olvido’, editado por la Agrupación de Cofradías, se reproducía el artículo titulado ‘La Hermandad de los Nazarenos de Málaga: varios títulos y advocaciones para una sola Cofradía’ que, con anterioridad, había sido publicado en la revista ‘La Saeta’ de otoño de 1999, cuya autoría correspondía al historiador Alberto Jesús Palomo Cruz y al que suscribe estas líneas. En él dábamos a conocer, entre otras cuestiones, el litigio que había enfrentado a una con otra hermandad a causa de la preeminencia que sobre la antigüedad les otorgaba el derecho a desfilar en primer lugar el Viernes Santo y por la similitud en los hábitos nazarenos que ambas usaban. Hoy día podría parecer irrisorio que, por estos motivos, dos corporaciones penitenciales se enzarzaran en un tedioso y largo pleito, aunque no lo era obviamente en centurias pasadas, con unos modos de actuar y una mentalidad bien diferentes.

Antecedentes

La formación de la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús debió producirse en la primera mitad del siglo XVI, si bien la referencia más antigua que se tiene apunta hacia 1567, dándose por establecida en el convento de Santo Domingo. Por otra parte, la creación de la Cofradía del Nazareno pudo ser coetánea a la fundación del convento carmelita de San Andrés. En este cenobio se erigió alrededor del año 1584 y es, precisamente, esta fecha la que sirve de orientación para fijar el inicio de la andadura, aunque con certeza ya existía en 1597. Los conocidos padre Andrés Llordén Simón y Sebastián Souvirón Utrera expusieron en su afamada obra de la ‘Historia documental de las cofradías y hermandades de pasión de la ciudad Málaga’, que la Cofradía del Dulce Nombre había entablado dos pleitos en el periodo cronológico arriba indicado. El primero, con la de los ‘Nazarenos de Santa Elena’ a causa del derecho a desfilar en primer lugar el Viernes Santo al tener una mayor antigüedad; y el segundo, lo entablaba con la de los ‘Nazarenos de San Andrés’, por mor de la semejanza en los atuendos penitenciales.

Chancillería

El descubrimiento de un documento en el Archivo de la Real Chancillería de Granada, fechado en 1599 y, por ende, contemporáneo al divulgado por los referidos autores, trataba de la disputa que mantuvo la Cofradía de los Nazarenos de San Andrés con la del Dulce Nombre, acusando a ésta de no tener constituciones para poder efectuar su procesión el Viernes Santo. En él se podía apreciar que esas dos supuestas hermandades del convento carmelita eran, en realidad, una misma titulada indistintamente como ‘Hermandad del Señor de San Andrés’ o de ‘Santa Elena’. Asimismo, existen otras referencias donde se nombra a la Cofradía por la de ‘Santa Cruz’, pero, en un documento de 1605, se explica que transformó su denominación al agregarse a la de Roma como: ‘Cofradía de los Nazarenos de la Santa Resurrección’, llamándose, desde entonces, de ese modo. Lo cual no es óbice para que también se la siguiera reconociendo como ‘Hermandad de los Nazarenos de San Andrés’, en clara referencia a su sede canónica. Paralela a estas denominaciones, hay otra: ‘Nazarenos de Málaga’. Este sorprendente título, como se indica en una copia de los estatutos fechada en 1818, «es antiguo», sin facilitar sobre el mismo explicación alguna. Por último, y en este largo rosario, aparece la mencionada Hermandad de ‘Nazarenos de Santa Elena’, advocación tomada por el papel que desarrolló la expresada santa en favor de propagar la devoción a la cruz de Cristo que ella descubriría en Jerusalén.

Efectuada esta aclaración se retoma el documento en cuestión. En la portada del mismo se encuentra una anotación posterior, dada la diferencia en la grafía, en la que dice así: «Sobre que la Cofradía de Jessus nazareno no saque prozession los Viernes Santos y no Use de tal titulo por no poder aver en dicha ziudad mas Cofradía que la de los Nazarenos; Y sobre que la de Jessus Nazareno no tiene Constituziones ni ordenanzas y deve ser estinguida». En el cuerpo del documento se hace referencia a que: «Pedro de Palomares en nombre de Francisco Machuca, voticario, vezino de la ciudad de malaga y mayordomo de la cofradía de los naçarenos del señor san andres, me querello ante via a la del vachiller poyano provisor de la dicha çiudad de malaga y de otro qualquier jues que de la causa conozca y dijo que teniendo mis partes Letras apostolicas para la dicha cofadria y para la ynstitucion della y estando confirmada la dicha cofadria por el ovispo y por el nuncio de su santidad en que confirman y a prueven todas las constituciones que la dicha cofadria tiene y que no pueda aver mas cofadria que se intitule naçarenos si no es las de mis partes aviendo de nuevo pretendido otra nueva cofradia yntitularse cofrades de los naçarenos no tiniendo orden ni regla para salir el viernes Santo ni para la dicha cofadria no tiniendo constitucion y aviendo requerido al dicho jues con las dichas Letras apostolicas que mis partes tienen para que las executase». Ahí quedaban, pues, plasmados los motivos que habían dado lugar al inicio del litigio.

Archivo Arzobispal

En la documentación conservada en los anaqueles del Archivo de la Chancillería de Granada no queda suficientemente claro qué confraternidad ganó el pleito. No obstante, y por lo hallado en el Archivo Histórico del Arzobispado de Sevilla, en la sección ‘Justicia’, ‘Subsecretaria Ordinario-apelaciones’, se sabe que en el primer «asalto» venció la cofradía del ámbito dominico. Debido a este fallo los cofrades de los Nazarenos apelaron en 1603 contra la que creían una injusta resolución. Un tal «Joan Luis», que representaba a la Cofradía de los Nazarenos, recurría ante el Juez Metropolitano de la Archidiócesis de Sevilla, manifestando que: «me presento en grado de apelacion nuleidad agravio a esta sentencia definytiva que el provisor de El d(ic)ho obispado [Málaga] dio e pronuncio contra mis p(ar)tes y a favor de la Cofradia del dulce nombre de Jhs de la d(ic)ha ciudad en que agravio a mis p(ar)tes y de que apelaron como consta por este testimonio que presento». En el voluminoso legajo que contiene este pleito, aparece inserto un documento fechado el 3 de marzo de 1603, en el que el procurador Diego Carrillo, representando a los mayordomos Juan Godino y Lucas Arias de la Cofradía de los Nazarenos, se dirigía al notario mayor en la Audiencia Obispal de Málaga Juan Núñez de Brisuela para que diese testimonio del pleito que mantenían ambas corporaciones sobre: «la salida y con las insignias que las d(ic)has cofradias an de salir el viernes santo de cada un año y sobre lo demás contenido en el d(ic)ho pleito en el qual el licenciado Pedro de Moya gobernador y provisor En el dho Obispado fue dada y pronunciada sentencia definitiva por la qual mando que la d(ic)ha cofradia del nombre de Jesus saliese En cierto tienpo y con ciertas insignias y que la cofradia mi parte saliese En otra forma como mas largamente parecen por la d(ic)ha sentencia a que me refiero de la qual y en lo que es o puede ser contra mi parte tengo apelado para ante su santidad y para ante el arçobispado de sibilla».

A consecuencia de la sentencia, que fue favorable para la Cofradía del Dulce Nombre, los hermanos del Nazareno de San Andrés recurrieron a las autoridades eclesiásticas hispalenses. El 8 de marzo de 1603, el mayordomo Lucas Arias y el hermano mayor Francisco de Montilla dieron el poder que se requería a Juan Luis, procurador de la Audiencia Arzobispal de la ciudad de Sevilla, a fin de que éste presentara el testimonio pertinente en el Arzobispado y al Juez Metropolitano.

El 6 de mayo de ese mismo año, la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús nombraba como procurador a Alonso de Aumea, administrador público apostólico por autoridad apostólica y ordinaria, para que la defendiera en el pleito contra la Cofradía de Santa Elena, sita en el convento de San Andrés, sobre la orden que se «ha de tener en el salir las proçesiones de las d(c)has Cofradias y la insignias han de sacar y otras bazas como se contiene en el proceso del d(ic)ho pleito que esta pendiente en segunda instancia en la audiencia arzobispal de sivilla».

Este pleito se alargó demasiado en el tiempo, pues las fechas comprendidas en el citado legajo eran las de 1603 y 1682, respectivamente. Al igual que ocurriera con el proceso eclesiástico tramitado en la Real Chancillería de Granada, no quedaba definido el vencedor del mismo. Es previsible, por el fallo de la primera sentencia, que la Cofradía del Dulce Nombre saliera victoriosa en un periodo en el que la Cofradía de los Nazarenos había cambiado de sede (su titular no recibía culto en el monasterio carmelita sino en una ermita del ámbito conventual de la Victoria), renovado sus constituciones (justamente un año antes del final del proceso) y, quizás, desistido de continuar por su elevado coste.













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