Blas Jesús Muñoz. González, Ojeda, Farfán, Zarzuela, Gijón, Astorga, Armenta y Vera. Ahí los tienen. Ocho apellidos que, en un momento u otro, mantuvieron un relación estrecha con las cofradías.
No les hicieron un trailer, ni siquiera les hicieron un cameo más allá de la marcha con que en Rocroi, Diego Alatriste no rendía su espada para tener un final de héroe caído que tantas novelas de la generación perdida culminaba en unos felices veinte que se demacrarían en los venideros treinta.
Como imaginarán los apellidos vienen a colación de la nueva película que protagoniza Dani Rovira. La secuela perfecta de los ocho apellidos que recaudaron en las taquillas el récord de lo que el tópico, elevado a la enésima potencia del humor, puede dar de sí.
Ahora, en su segunda parte, el tópico alcanza un paso de palio, unos costaleros y lo que haga falta. El humor vive tiempos felices y, la gitana sobre el televisor ha sido sustituida por películas del género. Nos quejamos de que se nos tilde con los mismos ejemplos y luego compramos nuestra entrada y nos reímos de nuestra propia desgracia. De entrada a ver si se resisten a ver el trailer...
