Eva María Pavón. Las Hermandades y Cofradías de Córdoba están de enhorabuena. No todo iban a ser malas noticias. Después de la controvertida semana que llevamos con los dimes y diretes sobre la segunda puerta de la Santa Iglesia Catedral y la unánime decisión de todas ellas en realizar su estación de penitencia en el Templo Mayor, este viernes se ha reabierto, después de su restauración, al culto la Ermita de San Zoilo, lugar emblemático donde los haya para las cofradías cordobesas, por la estrechez y la sinuosidad de la calle donde se encuentra ubicada y que lleva ese nombre.
El obispo de la Diócesis, D. Demetrio Fernández, coincidiendo con la visita pastoral a la parroquia de San Miguel ha bendecido esta mañana la Ermita en una misa concelebrada junto al Vicario General y párroco de San Miguel D. Francisco J. Orozco.
Una vez terminada la homilía la Ermita ha permanecido abierta al público con visitas y actividades destinada a conocer su historia.
La construcción está datada hacia finales del siglo XVII, aunque se edifica sobre la antigua casa en la que la tradición cuenta que fue martirizado San Zoilo y el pozo donde se arrojaron sus riñones. El altar se erige en 1718 sede de la desaparecida Cofradía de San Zoilo. En 1740, según figura en su bella portada, se sometió a una importante reforma. La Imagen pétrea del mártir coronada por una espadaña y el relieve del pozo, corroboran la historia del pozo.
Con esta nueva restauración se han recuperado espacios poco conocidos, así vuelven a estar al culto las tallas de San Zoilo y Santa Bárbara, imágenes policromadas del siglo XVI que retornan a su lugar después de muchos años de permanecer expuestas en el Museo Diocesano. Así mismo se ha completado la estancia con un coqueto patio cordobés y un espacio interpretativo de la historia de este recinto, que sin duda hará las delicias de los visitantes que acudan a este emblemático lugar recuperado para el deleite de todos los cofrades y público en general.
Recordatorio Acusaciones al párroco del Cerro