Carlos Arévalo García. Eran las 17:30 de la tarde del sábado 7 de Noviembre y en el sevillano barrio de la Macarena se abrían las puertas de la Parroquia de San Leandro. La comitiva que antecedía al Santísimo Cristo de la Bondad comenzaba a salir del templo sacro. Se trataba de una salida que realizaba la Hermandad del Carmen de San Leandro todos los años por estas fechas.
Una hermandad simple, abierta para todos los devotos y siempre presente en la vida social del barrio. Los costaleros de la cuadrilla de Pedro Velázquez Montañés y su equipo de auxiliares comenzaban a rachear dispuestos a dar todo lo que tenían dentro a su titular, el Nazareno de la Bondad.
Acompañaba la formación musical ''Nuestra Señora de Valme'' de la localidad nazarena de Dos Hermanas, que marcha tras marcha demostraba su buen hacer tras el Nazareno que esculpiera Ángel Rengel. Chicotá tras chicotá el paso del Señor llegó al hospital universitario ''Virgen Macarena''. Los enfermeros, pacientes y demás presentes admiraban con mucho devoción a la sacra imagen. La tarde caía en Sevilla mientras el paso se adentraba en las calles del citado barrio.
Bien es cierto que Sevilla es admirada por los tantísimos pasos que discurren en su semana grande, pero no hace falta contemplarlos en Semana Santa, ya que en una tarde como la del sábado, podíamos ver esta muestra de religiosidad popular por las calles de la ciudad hispalense. Pasadas las 22:30 horas del noche, el paso del Señor de la Bondad se acercaba a la Parroquia de San Leandro, sonaba ''La Misión'' de Ennio Morricone. Media hora más tarde, el Nazareno cruzaba el dintel de la Parroquia, la procesión estaba llegando a su fin, mientras la formación musical nazarena entonaba el ''Ave María'' de Caccini, trasladándonos a tiempos pasados.
Un servidor y un compañero tuvimos el gran privilegio de portar la Santísimo Cristo de la Bondad, de ser sus pies y de sentir cada momento de su magnífica demostración de Fe. Privilegio que que fue posible gracias al magnífico equipo de capataces y a la disposición de todos y cada uno de los costaleros que componían esta magnífica cuadrilla.
Fotos Francisco Marcos