Blas Jesús Muñoz. Primero desahucian a San José de la
Cabalgata de Reyes, como si el Ayuntamiento, de "izquierdas", fuese una
especie de banco malo (el Sareb de lo religioso) que ha de asumir la
potestad de asimilar los activos religiosos de los actos que se quieren
convertir en laicos.
Algo así, tan esperpéntico como lo leen (tan patético como
un partido que se preocupa de la sucesión o desahucio de su líder, en
mitad del proceso de formación de gobierno en el país), sucede en
Valencia. Lugar donde su alcalde se coloca las vestiduras de Mendizábal y
echa a San José de la Cabalga, hasta que las movilizaciones ciudadanas
lo obligan a readmitirlo (como en un despido improcedente) como quien
despide de forma improcedente.
Treinta mil firmas que avalan una decisión tan sencilla
como que el patrón de Valencia esté presente en un nacimiento, del que
es el padre putativo del Niño Jesús. Aunque quizá eso sea demasiado para
Joan Ribó. Tal vez, él se halle más cómodo entre ese concepto extraño
de lo que ahora se ha dado en denominar "feminazi" y se desenvuelva de
modo más natural en una cabalgata que lleve carrozas de las Femen, donde
no haya Huida a Egipto ni se reproduzca la escena de Jesús, perdido y
hallado en el templo.
Un templo siempre echa para atrás en determinados círculos.
Como no rechina colocar a la Virgen como una madre soltera. Eso sí,
soltera pero que no te ayuden los de Redmadre de Córdoba que, para
ellas, no hay subvención.