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sábado, 23 de enero de 2016

Candelabro de cola: ¡Por donde la espalda pierde su casto nombre!


El desgobierno de la ciudad que rigen Chabeli y Pedrito, marionetas chapuceras a domicilio, es un culmen de despropósitos semanal. En esta urbe nuestra las desastrosas medidas adoptadas por el gobierno municipal solamente son superadas por las resoluciones que se toman la siguiente que, a su vez, se verán claramente rebosadas por la idiotez y el sinsentido de las aprobadas en la semana sucesiva. Y así una y otra y otra vez…

Las cofradías y las asociaciones cristianas han sido, como no podía ser de otro modo, blanco del azote de la actual corporación de izquierdas que, como buenos progresistas, han decidido que todo lo que huele a incienso es su enemigo. Intentando recopilar los méritos del gobierno de Chabeli y Pedrito Jones (él es arqueólogo) desde junio hasta la presente, nos hemos encontrado con: la ausencia de la primera edil de la ciudad en la Regina Mater, la propuesta del pago por parte de las Cofradías de los servicios públicos necesarios por el uso de la vía pública, las amenazas de suprimir la subvención a las Cofradías, la exclusión en el programa de la Verbena de la Fuensanta de los actos religiosos, la supresión de carrozas religiosas en la cabalgata de Reyes Magos, la más que sospechosa suspensión de la misma y, hasta esta misma semana, la última había sido la eliminación de ayudas públicas a trece entidades no lucrativas asistenciales de carácter católico. Todo esto obviando, claro, las odiosas comparativas del mundo cofrade con el dominó y otras perlas similares que Chabeli y Pedrito Jones, con Ganemos Córdoba (quizá debería llamarse Destrocemos Córdoba) nos han brindado.

Visto así parece que las Cofradías y las asociaciones católicas somos la principal carga pública que el ayuntamiento de la ciudad se ve obligado a soportar y que deberíamos dar gracias a la gestión municipal por correr con todos nuestros despilfarros. Bien sabe Dios –y casi cualquier hijo de vecino- que la realidad es bien distinta: que las Cofradías y las entidades asistenciales católicas reportan muchísimo más a nuestra sociedad que el coste público –que alguien debería algún día cuantificar para hacerlo público- que las mismas generan para las arcas municipales. Porque la repercusión de sus actos entre los más desfavorecidos siempre será mayor que la de cualquier político en toda su vida y que la de su partido en toda su historia, como bien recordó el periodista jerezano Álvaro Ojeda hace unos meses al portavoz de Izquierda Unida en el ayuntamiento de Sevilla en referencia a la catalogación de “muñecos” que desafortunadamente el mismo utilizó para referirse a los Titulares de las Hermandades hispalenses.

Llegados a este punto convendría plantearse en qué se gastan el dinero público de los cordobeses Chabeli y Pedrito. ¿A qué destinan ellos los fondos públicos que tanto tienen que exprimirse para velar por la buena salud de nuestro consistorio? ¡Pues en una falla para celebrar la llegada a Córdoba de la primavera! Es lo suyo, ¡claro que sí! ¡Una tradición tan nuestra como las fallas no puede quedarse al margen de nuestras fiestas primaverales y ahí Chabeli y Pedrito no nos han fallado! No sé qué es mejor, qué me hace más ilusión, si la falla o la financiación de peroles tal y como ABC se hacía eco esta misma semana.

Pedrito, Chabeli, ¡esto sí que es una gestión brillante! Algún día me gustaría saber qué confluencia astral os hizo venir a este mundo para brindarnos vuestro talento y vuestra inteligencia sin parangón. Desde estas líneas que Gente de Paz me presta solamente me resta deciros: ¡La falla y el magro del perol os los podéis meter por donde la espalda pierde su casto nombre!

He dicho.


Marcos Fernán Caballero













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