Esta linda frase que solo es un piropo, es lo que merecen los que dirigen el destino de alguna de nuestras ciudades, ya que en su empeño de secularizar lo que desde hace años está secularizado, solo tienen el objeto de señalarse y mostrar al resto de los que le rodean, yo más que tú.
Así que se para demostrar y justificar que se está en un estado laico, se ven obligados a realizar determinadas cosas, y se olvidan de lo más importante, que España es un estado laico desde 1978 según dispone la Constitución Española en su Art. 16.3 “Ninguna confesión tendrá carácter estatal”.
Si ustedes son políticos, y que parece ser, pretenden ser buenos políticos, creen que algunos organismos oficiales de España no cumplen la constitución denuncien, acudan a los tribunales, desmonten, eliminen u obliguen a que se cumpla, por ser su obligación y nuestro derecho.
No permitan que su necesidad de laicidad obligue a que buena parte de los habitantes de nuestras ciudades pierdan su bagaje cultural, o algunas de sus centenarias tradiciones, o que sus instituciones se vean obligadas a guardar silencio, ya que es obligación suya, protegerlas.
Dejen que cada individuo tenga su derecho constitucional que le “garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.”
Dejen que “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.”, y si usted prefiere la laicidad absoluta, cosa que me parece perfecta, retírese de todo acto que tenga el más mínimo atisbo religioso, pero respeten esas ideas, yo soy mucho más simple, mis reyes magos de toda la vida, los de mis padres, los de mi abuelos, eso es lo que prefiero, lo siento.
Les seguiré montando un tenderete, en el mismo siempre, tres vasos de leche, unas galletas, de las que comen los camellos, un buen sillón al lado para que sus majestades se sienten y descansen, con la misma ilusión desde hace ya más de medio siglo.
Me gustaría que en lugar de andar destrozando ilusiones niños y rompiendo corazones, sean algo más de buenos políticos, no se, ¿se imaginan que creyeran de verdad en su obligación de crear empleo, de asegurar la enseñanza de todos, de nuestra necesidad de defender a España, y nos sacaran del ranking de los más pícaros corruptos de Europa y posiblemente del mundo?
¿Se imaginan que evitaran las “mordidas” en las obras, en los empleos, que con el carnet de determinados partidos se pueda prosperar en el mundo laboral, que las empresas dejen de estar regidas por “afines al partido”?, (siendo inútiles profesionales, o lo que las más de las veces, sencillamente inútiles).
¿Se imaginan que su problema fuese que a nadie le faltara un techo que le cobije, que a nadie le falte un bocado que llevarse a la boca, que nadie esté parado, que ningún menor estén al límite de la pobreza, que no se tengan que ir nuestros hijos a trabajar para otras naciones, ante la pasividad, y la adopción de medidas necesarias para la laicidad, de los que nos gobiernan?
¿Se imaginan que previesen unos meros ponchos de plástico transparente para evitarle la mojada a los participantes de la cabalgata, unas buenas instalaciones eléctricas en las carrozas y unas estructuras de las mismas acordes a los tiempos actuales, usando materiales impermeables y resistentes a unas gotas de agua?
¿Se imaginan que por solo una vez en lugar de ponerse a elevar a las redes sociales, disposiciones, opiniones y demás, en lugar de esto, mirasen como todo hijo de vecino las distintas posibilidades meteorológicas, y viesen como casi todos los cordobeses que en unos minutos después la lluvia no sería problema, y si además las distintas carrozas de la cabalgata estuviesen bajo techo?, entonces miel sobre hojuelas, todo bien, con responsabilidad, con planificación, y seriedad.
Pues bien, y resumiendo, la ilusión de los chiquillos cordobeses destrozada, los participantes en la cabalgata casi todos resfriados, la laicidad del ayuntamiento demostrada, los políticos bien, ejerciendo sus obligaciones y responsabilidades constitucionales y nosotros pidiendo ¡Qué Dios les guarde y tire las llaves!
Antonio Alcántara
Recordatorio El Viejo Costal: Por todos los que nos faltan