Ya estamos de vuelta. Y no lo digo sólo porque haya llegado de nuevo otro jueves, sino porque ya estamos de vuelta al trabajo, a la rutina después de estos días de locura por doquier.
Antes de nada espero que los Magos de Oriente, no el "Abuelo con chapetas" o las "Brujas de Valencia", se hayan portado bien con cada uno de vosotros y el carbón lo hayan dejado al lado de los incensarios nada más.
En Córdoba, sus Majestades han tenido tiempo, pues ayer tarde no tuvieron mucho jaleo que digamos.
Se apagaron los ojos de los más pequeños de la casa, y no tan pequeños, por decisiones tomadas rápidamente o con mala uva. Menos mal que los que la noche más ilusionante del año deciden no lo hacen cuando la primavera asoma, sino...
Ya acabaron las fiestas, y aunque no le hemos visto la espalda al Rey Baltasar, la ilusión sigue viva. La ilusión de volver a empezar con una nueva Cuaresma que nos conduzca a esa semana soñada, en la que nuestro Ayuntamiento no tiene decidir, esperemos.
Que la espera que sea corta.