Blas J. Muñoz. El cogobierno municipal mira a Podemos (Ganemos Córdoba) con recelo. La marca Blanca de Pablo Iglesias, el Carrefout Discount de la izquierda, ha ocupado un espacio que, teóricamente ocupaban PSOE e IU. De tal manera que las actuaciones, declaraciones y postureos políticos se encaminan ahora en la dirección de recuperar un terreno perdido que, en el caso de la capital cordobesa, se perdió (¿gracias a Rosa Aguilar?) o, en el caso de los socialistas, nunca se tuvo.
Los posicionamientos retoman el discurso del pasado y encuentran en la Iglesia el mejor de los titulares o el más asequible para el consumo de los parroquianos. Así parece entenderlo Pedro García quien, a cada ocasión, arremete con palabras grandilocuentes, acusadoras, contra la Iglesia. El antiguo costalero del Buen Suceso no desaprovecha la ocasión y, máxime, si se halla ante un público entregado como el de la Plaza Grande o el de Rey Heredia.
En la Catedral hay "elementos ofensivos al arte y a la cultura (...). Lo pienso trasladar a diferentes estamentos y a la Unesco" -señala García en unas declaraciones recogidas por ABC de Córdoba. Donde también muestra su adhesión por la cultura árabe (no sabemos si por ser admirador de la Escuela de Traductores de Toledo). "Pretenden minimizar al máximo el paso de la cultura árabe por nuestra ciudad", asegura refiriéndose a sectores de la política y la Iglesia cordobesa.
A todo ello, hay que sumar el inquietante hecho de que quiera elevar al Santo Padre el espinoso asunto de la titularidad de la Catedral, donde reconoce la propiedad de la Iglesia sobre la misma, al señalar que "es una propiedad privada extranjera. Pertenece a un estado extranjero, el Vaticano".
