Juan Pérez. Cualquier capataz va delante del paso y se acuerda de una anécdota o de un ser querido y en la siguiente levantá nos emocionamos al escuchar esas palabras sentidas que saltan las lágrimas. Pero también hay mensajes ocultos y un micrófono o un móvil y escucha su "recado" todo el que quiera.
Lo contábamos en días anteriores con una levantá dedicada al Deán de la Catedral de Tarrasa. Que, aparte de ser muy famoso en la tierra de Xavi Hernández, también debe serlo en Jerez de la Frontera: Escucharme' a mí. Está aquí conmigo, el deán de la Catedral del Tarrasa... ¡Óleee…! ¿Óle? ¿Óle de qué? ¿No?". El surrealismo está también bajo las trabajaderas y delante de los faldones.
Lo de Antonio Santiago: "El que no sepa que aprenda". Locutora: "¡Ole!" A.S.: "El que no sepa que aprenda cómo se llevan los pasos". Locutora: "¡Ooole!". Locutor: "Éso sí que es una sentencia". Locutora: "La voz de Antonio Santiago (y suelta algo parecido a unas risas)".
¿A quién se refería el capataz de la Sentencia? Todos piensan en Ernesto Sanguino. El número dos que dejó la disciplina del maestro estaba presente en los pensamientos de todos o casi todos los que han escuchado su frase. Nadie lo reconocerá, pero es difícil no pensarlo.
Fuente Fotográfica
Recordatorio Antonio Santiago: "El que no sepa que aprenda cómo se llevan los pasos"
Recordatorio Antonio Santiago: "El que no sepa que aprenda cómo se llevan los pasos"