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miércoles, 4 de mayo de 2016

De trama simple: La Agonía, un pie en el pasado, otro en el futuro y las dos manos en el presente




El pasado día dos de mayo, en una tarde noche primaveral con tintes veraniegos y sabor cofrade, tuve el privilegio de conocer de primera mano la composición del paso que portará la sagrada forma de nuestro señor el próximo día 4 de junio por las calles del barrio del naranjo. Fue emocionante ver como de aquellas maderas que fueron trono de la señora de la Soledad de Santiago y posteriormente templo del señor de la Agonía, han surgido esas formas y ese templete, que alberga una pequeña y preciosa Virgen Inmaculada, y sobre el que quedará expuesta la custodia con la sagrada forma de Nuestro Señor.

La hermandad de la Agonía no está descuidando ningún frente y de una forma inteligente y artística han conseguido transformar parte de aquellas benditas maderas  que fueron concebidas como templo itinerante de Fe, en templo itinerante de culto, difiriendo en poco el cometido para el que fue concebido inicialmente. Ilusionante fue ver el nutrido número de costaleros y de personas que acompañaban el pequeño paso durante su ensayo por las calles del barrio, seña de la vitalidad y del interés que suscita una hermandad viva y activa, llena de proyectos emocionantes.

A la reciente finalización completa de su paso de misterio, hay que sumar numerosas actividades de caridad, el proyecto real y tangible del palio de nuestra señora de la Salud o madre del redentor, como la conocemos los más añejos, y otros pequeños proyectos que han ido transformando esta hermandad de manera impecable y evidente en una hermandad con un futuro muy prometedor. Su guion uniforme y cuidado, su banda propia con renovada uniformidad, y sus diseños con delicado gusto y más que probable valor artístico para su futuro palio,  así lo evidencian. 

Renovación, actualización, nuevos tiempos, con un cuidado respeto a los principios, a su historia, procedencia y tradición, hacen que la hermandad sea ejemplo a seguir. Sus limitados recursos quedan atrás cuando la ilusión y las ganas hacen su aparición. Y es que un legado que no se cuida, se mima, se restaura o se renueva, tiende a perder valor y a desaparecer, hace que la ilusión de los hermanos sea menor y la vitalidad de la hermandad caiga en decadencia. No es este el caso de la hermandad que nos ocupa, ya que es claro el testimonio de que está muy viva, y para los vivos y valientes no hay proyectos imposibles.

 Manuel Orozco



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