El otro día llevaba mi Walkman puesto con la cinta de Caleta y la comparsa del Cabeza dándolo todo por Cai y por arriba, a grito limpio y vi la puerta de una iglesia abierta, le di al stop dimentica (olvida significa en italiano) y dije voy a encontrar un poco de paz. Un remanso me creía que iba a encontrar y me pegó en toda la frente un altar de cultos con las velas amarillo tiniebla. Y me pregunté si había hecho un Michael J. Fox y había regresado del futuro para dar el parte del tiempo para las veinte Semanas Santas que vienen.
Pero la pena como la de aquel pasodoble de los muñecos de Cádiz me vino cuando vi que seguía en mayo. Más nervioso que Subiela en el Espíritu de Cádiz el foco que alumbraba la cara me dejó cegato con botas y veía los cirios doblados y a una de las imágenes como llamándome desde el fondo. Y me acordé de aquel pasodoble de la Trinchera que acababa diciendo que había sido una pesadilla de esas que quitan el sueño.
Juan Antonio Martínez Aragón
Recordatorio Desde el Gallinero: Capataces por sufragio universal