Esther Mª Ojeda. Hace ya algunas semanas que anunciábamos la llegada a Córdoba de la llamada Cruz de los Jóvenes en compañía del icono de María y el cuadro de Juan Pablo II, quien se la otorgase a los jóvenes católicos en 1984 como símbolo itinerante de la religión al concluir el Año Santo.
A su llegada a la ciudad, fue la Parroquia de San Vicente Ferrer - ubicada entre los barrios de la Fuensanta y Cañero, la encargada de recibir la Cruz con las posteriores paradas en Nuestra Señora de la Fuensanta, San Rafael y, por último, Nuestra Señora de Linares coincidiendo su estancia en ésta con el último día del mes de abril.
Sin embargo, la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia fue la que recibió ayer en su seno los símbolos de la Jornada Mundial de la Juventud. El alumnado del colegio de los Trinitarios fue el principal encargado de procurar una calurosa bienvenida y se volcó en un acto convertido en vivo ejemplo de participación y unión entre los jóvenes a nivel mundial.
La jornada dio comienzo con un momento dedicado a la oración y la colaboración de los más pequeños y más tarde de los alumnos de Educación Secundaria, reunidos en torno una Cruz que se presenta ante ellos tanto como "la cruz de injusticias e inocentes" como una muestra del incondicional "amor de Jesús".