Blas J. Muñoz. El universo de las formaciones musicales
atraviesa por uno de esos momentos álgidos en que el florecimiento de
las mismas se torna como una realidad incuestionable. Prueba de ello
radica en las diversas informaciones publicadas sobre renovación o
nuevos acuerdos publicadas desde la Pascua de Resurrección hasta unos
días antes de llegar a Pentecostés.
La vinculación entre Rosario de Cádiz y la Hermandad
sevillana de la Sed, la de la Banda de la Salud con las corporaciones
cordobesas de Calvario y Amor, o la más reciente entre Coronación de
Espinas y el Rescatado para su salida extraordinaria dentro de unos
meses, no dejan de mostrar esta evidencia. La cual se ratifica en la
reciente ampliación de la relación entre la Hermandad de San Roque y y
la Banda de Cornetas y Tambores Esencia de Sevilla.
Este último caso no deja de ser llamativo y digno de
resaltar pues, Esencia se caracteriza por ser una formación que basa en
su gusto por lo clásico la matriz musical de un estilo muy definido. En
un tiempo en que parecía que la evolución de las Bandas nunca retomaría
sus orígenes, la aparición en el año 2006 de esta banda iba a cambiar
por completo esta percepción.
Su llegada a San Roque en 2016 y el acuerdo por tres años
más, conocido recientemente, supone prueba inequívoca. A ello hay que
sumar la trayectoria en los últimos años junto a la Hermandad cordobesa
del Císter que ha despertado el aplauso de propios u extraños, no ya por
una mera cuestión estilística, sino porque la misma ha sido solventado
con una calidad técnica digna de encomio.
Sones clásicos, añejos, la soledad del metal de la corneta
hecha virtud para rememorar la ejecución de los acordes de otro tiempo
que, ahora, no sólo se recupera, sino que mira al futuro con la
solvencia propia del trabajo bien hecho y, por ende, perdurable en el
tiempo.