Blas J. Muñoz. No hace ni doce meses, Córdoba aun hacía
balance de una Semana Santa que había lucido radiante y que, en lo
meteorológico, la había dotado de una plenitud poco acostumbrada. El
Regina Mater se perfilaba en el horizonte de un acontecimiento histórico
para la ciudad y la primera de las salidas con las que Nuestra Señora
de los Dolores habría de alumbrar esos días, ya era un recuerdo álgido.
El Año Jubilar era motivo de celebración en San Jacinto y,
los peregrinos, comenzaban a llegar desde cualquier rincón. Aun restaban
momentos y meses de gozo en torno a la gran devoción de Córdoba, aun
parecía que los días no llegarían hasta el domingo 8 de mayo, cuando
el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández ponga el broche a un año
de amor donado a Nuestra Señora.
Será por medio de la celebración de una Misa Solemne para
la que la hermosa Virgen Servita ya se halla dispuesta, tal y como
mostraba la corporación del Viernes Santo en redes sociales. Un año que
que camina hacia su ocaso para atestiguar la devoción de la ciudad sobre
la Imagen y el inicio de un nuevo camino que persevera en la Fe donada
hacia Ella.
Foto: Álvaro Córdoba Hinojo