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domingo, 15 de mayo de 2016

Enfoque: Por ti, por mí..., por los que no tienen voz


Blas J. Muñoz.  Las imágenes, su potencia evidente, hablan con elocuencia lo que miles de palabras unidas en frases coordinadas y subordinadas no consiguen explicar plenamente. Lo aseveraba Platón al hablar del mundo de las ideas y hay quien se agarra a la inspiración para aguardar el momento certero en que explicar una emoción diferente. Seguramente, al contemplar la foto ya se han hecho su propia construcción, evocación o desinterés. Solo les pido que lean una frase más, la que sigue.

No les diré que esas velas sirven para todos, aunque es verdad, por más que sean el fruto de una petición o promesa personal. Quizá escondan un deseo secreto y, tal vez, desde donde les escribo, con la emoción maltrecha en la mirada, haya una alumbrado aquello que necesito o, mejor dicho, quienes están cerca de mí. Sin embargo, el acto de encenderla y entregársela a la Virgen implica un concepto universal.

Esas velas también están destinadas a aquellos que no la conocen y puede que no sepan de Ella nunca. Por quienes son peregrinos forzosos en un mundo de charcos y arena en que reina la incomprensión y la violencia. Donde el mar escupe la muerte con la indiferencia de a quien le dura la náusea el recorrido que tiene la noticia en los telediarios -si es que los ven-, en el Twitter o en el Facebook. Por quienes no tienen voz y su camino nunca les permitirá llegar a sus pies. Por quienes, mas cerca, aguardan el cierre del supermercado de turno y rebuscan en su desperdicio. Por quienes vivimos en una sociedad que se negó a sí misma para cometer el peor de sus pecados y negar su historia.

Esas velas encendidas clamando a la Blanca Paloma, también imploran por quienes permanecemos indiferentes ante la tragedia cuyo escenario copó el teatro de un mundo que se redime en la mirada de los niños que, en el Rocío o en cualquier localidad invisible, abren fuerte los ojos ante el asombro de la Madre de Dios. Por Ella y para Ella, alcanzaremos la salvación revelada, mientras cualquiera, sin saberlo, en el sencillo acto de encender una vela nos ayuda un poco más a realizar nuestro particular camino.










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