Escribía la semana pasada sobre
la globalización en el orbe de lo cofrade, y todo lo positivo que trae a este
mundo el intercambio entre los aspectos relacionados con la Semana Santa. Sin embargo,
hay una Semana Santa que siempre ha sido una referencia para todas las demás en
muchísimos aspectos, y que a día de hoy ha perdido esa posición de privilegio.
Se trata de la Semana Santa de
Málaga. Laureada hace décadas a nivel nacional, quizá el comienzo de la era
digital le ha sobrevenido. Hace muchos años, era tan importante la Semana
Santa sevillana como la malagueña, ambas servían de escuela para las demás. Hay
muchas Cofradías a lo largo del territorio que portan sus pasos al estilo
malagueño, y que se han fijado en otros muchos aspectos de la gran Semana Santa
que hay en la capital de la Costa del Sol. Si entramos en el terreno musical,
no está de más recordar que el estilo de las cornetas y tambores nació allí con
la Banda de los Bomberos, y que muchas de las marchas del género que se consideran
clásicas, pertenecen al elenco de composiciones de la formación fundada, nada
más y nada menos, que en 1912. Y es que aunque pueda escocer en otros lugares,
que incluso han tratado de “apropiarse” de composiciones que poseen todas las
bandas de cornetas y tambores, y que son de la autoría de Alberto Escámez, el
creador del estilo, de la mano de la Banda de los Bomberos. Cristo del Amor,
sin duda la marcha insigne del género de la corneta y el tambor, está dedicada
al titular de la Cofradía que procesiona con esa advocación cada Viernes Santo
en Málaga; La Virgen de la Paloma, dedicada a la titular de la Cofradía que
reside en la Capilla del mismo nombre situada en la Plaza de San Francisco;
Rocío, dedicada por Escámez a la Titular de la corporación del barrio de la
Victoria. Podría seguir enumerando marchas que aparecen en el amplio elenco de
composiciones clásicas que aparecen en muchos repertorios de cualquier banda de
cornetas y tambores, y todas poseen tres denominadores comunes: Escámez,
Bomberos, y Málaga. Incluso si nos cambiamos de estilo a banda de música, la popular marcha Aquella Virgen está dedicada a la Virgen del Gran Poder de la Hermandad de la Misericordia de Málaga, y no a la O de Triana.
Como decía anteriormente, parece
que Málaga se estancó hace unas décadas, y quedó confinada, cofrademente
hablando, entre sus benditas fronteras. Mientras que el otro gran coloso dio el
salto a la Edad Contemporánea, y supo venderse de cara al exterior –he ahí la
clave-, parece que Málaga no tuvo esa desenvoltura de cara a dar a conocer su
magnificencia y belleza. Me explico, ¿quién no habrá encontrado DVD’s de la
Semana Santa sevillana en su centro comercial más cercano? ¿O CD’s de bandas
incluso con marchas dedicadas a titulares malagueños pero grabadas por bandas
de otros lugares? O piensen en la cantidad de excursiones que se organizan para
las extraordinarias de Sevilla, en comparación a las que se organizan para ir a
Málaga. El resultado de aquella pequeña negligencia se ve en los cofrades
jóvenes de hoy en día. Aún a riesgo de generalizar, muy pocos saben algo de la Semana Santa de Málaga que
sea más allá de lo que puedan ver en Canal Sur, de la Legión con Mena, y de que Antonio Banderas sale
en una Cofradía. Por cierto, que esta Cofradía es la de Fusionadas, en su sección de Lágrimas y Favores, que alberga una fundación con ese mismo nombre y que colabora activamente con Cáritas, y otorga Becas a estudiantes de la Universidad de Málaga. Realizando, así, una grandísima labor social y que, desgraciadamente, pasa desapercibida, como muchas otras cosas de Málaga.
Pocos aprecian el estilo de carga malagueño, por considerarlo menos atractivo del sevillano. ¿Quién no habrá escuchado aquello de: “es que no me gusta cómo llevan los pasos”? Y ya que hablamos del estilo de carga y de los hombres de trono, ¿saben cuánto puede llegar a pesar los tronos malagueños? Fácilmente cuatro toneladas, los hay que cinco. Puede estar uno tentado a pensar que al ser más las personas los que cargan con ellos, la cantidad de kilos a repartir es menor que en un paso de misterio. Pero hay que reparar en la inmensidad de los tronos, y el peso de todo lo que va sobre ellos. Esos arbotantes desbordantes, los mantos interminables, los robustos varales… Es muy admirable la labor del hombre de trono, especialmente la de aquellos que van en lo que se denomina el “submarino”, que se refiere a los cargadores que no se ven por la tele, ni van tan bien arreglados, sino aquellos que se sitúan justo bajo las andas del trono, donde el crujir de las maderas encogería el corazón de cualquier otro, pero no el de estos valientes anónimos.
Pocos aprecian el estilo de carga malagueño, por considerarlo menos atractivo del sevillano. ¿Quién no habrá escuchado aquello de: “es que no me gusta cómo llevan los pasos”? Y ya que hablamos del estilo de carga y de los hombres de trono, ¿saben cuánto puede llegar a pesar los tronos malagueños? Fácilmente cuatro toneladas, los hay que cinco. Puede estar uno tentado a pensar que al ser más las personas los que cargan con ellos, la cantidad de kilos a repartir es menor que en un paso de misterio. Pero hay que reparar en la inmensidad de los tronos, y el peso de todo lo que va sobre ellos. Esos arbotantes desbordantes, los mantos interminables, los robustos varales… Es muy admirable la labor del hombre de trono, especialmente la de aquellos que van en lo que se denomina el “submarino”, que se refiere a los cargadores que no se ven por la tele, ni van tan bien arreglados, sino aquellos que se sitúan justo bajo las andas del trono, donde el crujir de las maderas encogería el corazón de cualquier otro, pero no el de estos valientes anónimos.
Son muchos los aspectos que
merecen la pena de Málaga, Cofradías tan importantes como la del Cristo de Mena
–que es mucho más que el acompañamiento de la Legión-, Fusionadas, Jesús el
Rico, Paso y Esperanza, Gitanos, Dolores del Puente, Cautivo, Paloma,
Zamarrilla, Monte Calvario… Estas y muchas más que son dignas de ver, créanme.
Y si nos adentramos en el terreno musical, las dos bandas de la Cofradía del
Paso y Esperanza, la del Cautivo, la del Carmen del Perchel, la ya mencionada de los Bomberos, Fusionadas,
la Paz… En definitiva, muchos elementos dignos de conocer de la bellísima ciudad
de la Costa del Sol.
Que no se malinterpreten mis
palabras, no quiero decir que Málaga no sea popular, no hay más que ver la
cantidad de público que se agolpa en las calles para ver los inmensos tronos. A
lo que me refiero es que, si supiera venderse y dar a conocer lo mucho y bueno
que encierra su Semana Santa, probablemente causaría admiración y mayor
reconocimiento entre el cofrade de 2016. Para los malagueños, sin duda la mejor
Semana Santa que existe es la suya, pero desgraciadamente no obtiene ese
reconocimiento a nivel andaluz. Conviene abrir las puertas, las ventanas, y
dejar que entre aire fresco, y que también el exterior se empape de todo
aquello que se encierra en el hogar de las Cofradías malagueñas. Málaga debería
dejar de lado esa autocomplacencia en la que les vale ser los mejores en su pequeño y cerrado microclima: tienen que hacer ver a los demás todo lo bello que encierran sus
Cofradías.
José Barea