Juan Gravina. Cofrade desde la cuna, Ángel Carrero es señalado por muchos como una de las grandes promesas que se ha venido a confirmar en los últimos años. Su trabajo al frente de la cuadrilla del Cristo de la Expiración no ha pasado desapercibido, haciendo valer la experiencia que atesoró formando parte de los equipos que pusieron en la calle a Nuestro Padre Jesús de los Reyes (Entrada Triunfal), María Santísima de Gracia y Amparo, la Divina Pastora de Capuchinos y, por supuesto, al Señor de la Caridad: su gran devoción.
Usted es uno de los componentes de la nueva hornada de capataces jóvenes de nuestra semana santa. ¿Es una responsabilidad muy grande hacerse cargo de una cuadrilla con menos de 20 años?
Ponerte al frente de una Cuadrilla es una gran responsabilidad por dos motivos: Por un lado, manejas un grupo de gente que confía en ti y que los debes cuidar por encima de todo, ya que su salud es lo prioritario. Por otro y no menos importante, la Cofradía te entrega su bien más preciado, que son sus Titulares. Además, esta responsabilidad se ve acrecentada en función del grado de autoexigencia que se tenga. En mi opinión, salvo honrosas excepciones que las hay y muy cerca de nuestra casa, una persona no está totalmente capacitada para ponerse delante de un paso como capataz titular siendo tan joven, o por lo menos pasados unos años se le podría sacar más provecho. La experiencia que te aporta llevar varios años debajo de las trabajaderas te hace ver y sentir detalles en tus cuadrillas que de otra forma, pasarían inadvertidos o tardarías más tiempo en darte cuenta. La experiencia acumulada como costalero hace que te anticipes a lo que puede suceder. La forma correcta de iniciarse en este bonito camino siendo tan joven es formando parte como auxiliar de capataces, aprendiendo de todo aquel que te pueda aportar y teniendo paciencia.
El mundo del costal atraviesa, en apariencia, un momento de vino y rosas. Pero es cierto que hay muchísimos costaleros que sacan más de dos cofradías cada semana santa…
Gracias a Dios estamos atravesando un buen momento y los capataces tenemos la responsabilidad de afianzar el gusto por el costal. Un costalero, hoy en día, tal y como están trabajando muchas cuadrillas, está capacitado para sacar dos o más Cofradías. Una buena igualá, cuadrillas nutridas de gente y recorridos no muy exigentes hace que el impacto de una salida sea mínimo para el cuerpo de un costalero. Esto hace años se hacía mucho más complicado, al día siguiente no estabas para mucho baile…
Sube el número de costaleros pero cuesta un mundo aumentar el número de nazarenos. Parece que se impone la teoría de la manta y si nos tapamos la cabeza dejamos los pies al descubierto…
En este sentido, creo que los capataces han hecho mejor labor de comunicación que las Cofradías como corporación. Recuerdo la frase de un buen amigo cuando me decía “capataz se es todo el año” y es cierto, los capataces se comunican de una forma distinta durante todo el año. Hay Cofradías que iniciaron auténticas campañas de publicidad para incrementar su número de túnicas y me consta que les dio muy buen resultado. En concreto, una de ellas ha tenido un crecimiento espectacular en los últimos años que la han situado entre las cofradías con mayor número de nazarenos de nuestra Semana Santa. Todos los cofrades tenemos que remar en la misma dirección para que ese manta sea lo más larga posible y no pasemos frío en los pies.
¿Usted invita a sus costaleros a coger el capirote cuando llegue el momento de abandonar el costal?
Los capataces tenemos la misión de formar las cuadrillas y que los pasos anden lo mejor posible. Discrepo en atribuir a los capataces la obligación de formar a su gente a que coja la túnica una vez finalizada su etapa bajo la trabadera. No, coger la túnica cuando acaban tus años de costalero es una decisión muy personal, ya que al igual que hay nazarenos que no salen de costaleros porque no les llama la atención, hay costaleros que no cogen la túnica por el mismo motivo. Ambas posturas deben ser respetables. Por esto, aunque aportemos una visión un poco más profunda en nuestras cuadrillas, la decisión es muy personal.
¿Cree que los jóvenes que se quieren integrar en las cuadrillas de costaleros saben realmente a lo que van?
Por supuesto, todos los costaleros pertenecen a una determinada cuadrilla por distintos motivos, pero por encima de cualquier otro, está en sus creencias. Otra cosa es la actitud que muestran al pertenecer a una cuadrilla, especialmente de la gente joven. En este sentido, los capataces sí que tenemos mucho que decir tratando de inculcarles la actitud correcta debajo de un paso. En este aspecto es donde encontramos mayores diferencias entre los costaleros veteranos y los costaleros más jóvenes, pero esto también es parte del proceso de aprendizaje. En el caso de la Cuadrilla de Expiración, el grupo humano es excepcional y toda la gente joven que se incorpora a la cuadrilla es seguida muy de cerca por sus compañeros más veteranos, guiándoles en este camino. No puedo estar más orgulloso de todos ellos y de mi equipo.
¿Es partidario de limitar la edad de los costaleros para pertenecer a una cuadrilla?
Sí, en concreto en su límite inferior. Un costalero debe tener al menos 18 años para meterse debajo de un paso, con independencia de su constitución física.
Se termina la Semana Santa y empieza el movimiento en los martillos. Casi podría decirse que se ha creado un mercado de fichajes similar al futbolístico…
Bueno, no me gusta ese símil porque frivoliza o tiñe de “prensa sensacionalista” la labor de los capataces. Cuando un capataz no ha tenido un año acertado o su ciclo en esa Hermandad está llegando a su fin, empiezan a aparecer rumores de distintas fuentes, intencionados o no, alrededor de su figura. La rumorología y la continua comunicación entre las personas dan pie a todo esto.
¿Cómo valora el paso de todas las Cofradías por la Santa Iglesia Catedral para hacer estación de penitencia?
Soy bastante rotundo en este sentido, en mi opinión todas las cofradías tenemos la obligación de ir al primer templo de nuestra Ciudad y este año hemos dado un paso de gigante, poniendo en valor la predisposición de todas las Hermandades para llegar a tal fin. En algunos casos se ha tenido que hacer encaje de bolillos para cuadrar horarios, pero por encima de todo ha reinado la cordura y el objetivo se ha conseguido. Me siento orgulloso de ver lo que se consigue cuando nos ponemos de acuerdo y tratamos de conseguir un objetivo común.
¿Es usted partidario del traslado de la carrera oficial a la Catedral aún sin la apertura de la segunda puerta?
Absolutamente. No sé en qué estado se encuentra el tema, pero las Hermandades tenemos que estar por encima de estos asuntos (políticos o patrimoniales, como queramos llamarle) y acudir al primer templo salvando aquellos obstáculos que nos pongan por el camino de la manera más idónea. Este año hemos visto cómo las Hermandades del Miércoles y Jueves Santo han realizado Estación de Penitencia de una forma muy digna pero sin entrar dentro de la Catedral.
Ya que la Caridad es su hermandad de nacimiento, mójese: ¿mejor con el acompañamiento de la Legión, con banda de cornetas y tambores o en silencio?
La relación con la Legión va mucho más allá del acompañamiento musical de una banda, puesto que son Hermanos de Honor de la Hermandad. Mi Estación de Penitencia no cambia según el acompañamiento musical que se lleve. Los años que hemos salido en silencio los he disfrutado mucho y notas a la gente más respetuosa, con más recogimiento. Hubo un año en que la legión no podía venir y se firmó un contrato con una banda de cornetas y tambores que al final no pudo materializarse el Jueves Santo. No le niego que me hubiese gustado ver a ese majestuoso paso andar con marchas clásicas…
Llega mayo y las hermandades se ven obligadas a hacer un plus de esfuerzo para sobrevivir con el trabajo en las cruces y en las casetas de feria. ¿Cree que llegará el día en que no se tenga que poner en juego toda la economía de una Hermandad en diez días?
Eso creo que ni usted ni yo lo vamos a conocer. Aunque se han realizado estudios económicos que miden el impacto real de la Semana Santa en nuestra ciudad, las instituciones y organismos públicos no son conscientes o no quieren ser conscientes de lo que supone en nuestra economía local. Me da lástima ver como Hermandades que tienen proyectos patrimoniales muy interesantes no pueden ejecutarlos con garantías porque ha sido un año de lluvia tanto en cruces como en feria y sus ingresos se ven mermados. Una Semana Santa completa, interesante desde el punto de vista patrimonial y cultural es un activo para el turismo de nuestra ciudad. Muchos negocios se benefician de Nuestra Semana Mayor, pero miran para otro lado en el momento de arrimar el hombro porque saben que, ayuden o no, vamos a seguir saliendo a la calle y por tanto, sus negocios van a estar llenos. Es de admirar la evolución que estamos teniendo con tan poca ayuda.
Para usted un momento imprescindible de la Semana Santa de Córdoba es…
La Expiración desde la calle la Feria hasta su entrada en el templo.