Esther Mª Ojeda. Pocas cosas hay que susciten tanto interés como la salida a la luz de fotografías, vídeos o cualquier tipo de documento en definitiva que sirva para conocer la trayectoria de nuestras hermandades y titulares. Da igual haber visto esas imágenes, todavía en blanco y negro, una y mil veces, ya que parecen seguir impregnadas de un inmenso magnetismo para quien las contempla sin poder evitar la tentación de someterlas a un análisis profundo, recreándose en cada detalle hasta reparar en las restauraciones a las que una talla se ha ido enfrentando a lo largo de los años – en algunos casos, con notables transformaciones – los, por aquel entonces, quizá no tan largos cortejos que acompañaban a los titulares, la moda que regía cómo se debía vestir a una Virgen – o la de los propios espectadores – e incluso el exorno floral. Esas escenas son, sin lugar a dudas, una ventana por la que asomarse al pasado que nos ayuda a comprender mejor la historia y la evolución de las cofradías.
¿Quién no recuerda esa imponente fotografía de la Virgen de las Angustias en el huerto de San Agustín en la que se nos mostraba prácticamente tal y como la tallara Juan de Mesa poco antes de morir? O la sensación al leer por primera vez la nota del insigne imaginero en la que comenzaba con un “estoy obligado a hacer una Virgen de la Soledad o Angustias para el convento de San Agustín de Córdoba […]”. Por no mencionar otras imágenes de archivo con las que nos van obsequiando las hermandades y que nos dejaban, por ejemplo, con una del Cristo de Ánimas sin ese aspecto sobrecogedor por la ausencia de un pelo natural sin el que ya no lo concebimos.
Y por otra parte están los vídeos. Esos entre los que se encuentran la famosa película, disponible en YouTube, de Iván Lanzas y titulada “La Semana Santa de ayer” ilustrándonos sobre una ya remota Semana Santa sevillana que se abría paso en el convulso siglo XX, dejándonos en las retinas unas imágenes en ocasiones nada nítidas aunque tan impresionantes como aceleradas. Un vídeo en el que entre sus escenas se cuenta una capaz de transportarnos a otro período y que se ha recreado en múltiples ocasiones: la que daba testimonio de la salida procesional de la Hermandad de la Estrella en el Jueves Santo de 1932, año en el que fue la única de su día en aventurarse a hacer estación de penitencia dadas las circunstancias de la época y durante la que sufrieron varios atentados. Una fecha a partir de la cual se quedó para siempre con la denominación de “La valiente”.
Curiosamente, también de los años 30 parece ser una fotografía con la que nos dejaba la hispalense Hermandad de la Trinidad a través de su cuenta en Twitter. Una imagen que nos mostraba “el paso de El Sagrado Decreto por una Ronda Histórica muy diferente a la de hoy en día”. Una imagen que se suma a la colección de diversas fotografías que narran el siglo XX vivido por la corporación que quiso recuperar esta famosa alegoría para la Semana Santa de Sevilla tras una larga ausencia que comenzase en 1951 y que conllevó la puesta a punto de las imágenes así como la ejecución de un nuevo paso y las necesarias modificaciones. Por supuesto, sin olvidar la dificultad añadida que siempre supone ser fiel a una tradición tan antigua y, a su vez, adaptarla al estilo actual hasta consagrarse como el magnífico paso de misterio que toma las calles sevillanas cada Sábado Santo.