Guillermo Rodríguez. Ya luce maravillosa Santa María de la Merced presidiendo el magnífico altar de cultos que su hermandad ha dispuesto para rendirle pleitesía, con el hermoso regalo recibido de sus hijos mercedarios. Un presente con motivo del XL aniversario de su bendición y por la celebración del año que la Orden Mercedaria le está dedicando dentro del triduo preparatorio del Gran Jubileo de 2018, que la Juventud Mercedaria, junto con la ayuda de un grupo de donantes, y gracias al esfuerzo realizado “desde hace varios meses”, ha querido donar a su Madre.
Un escapulario o tabla bordada, realizado en los talleres del vestidor y hermano de la Cofradía Antonio Villar, sobre tisú de plata, usando unos magníficos bordados de una antigua casulla francesa del siglo XIX. Una ofrenda que materializa la ilusión de los jóvenes mercedarios de “ver a la Madre Mercedaria luciendo su nuevo escapulario bordado en oro, el mismo que le entregó a San Pedro Nolasco como símbolo de protección”. Una pieza que encaja a la perfección con el ajuar que luce la dolorosa tal y como atestigua esta magnífica Crónica Gráfica de nuestro compañero Antonio Poyato.
La Virgen, que ha sido vestida por Antonio Villar, luce la saya de salida y el manto de la Virgen de la Alegría cedido por la Hermandad de la Sentencia. Además lleva en el pecho un escudo de hojilla de oro bordado por Pérez Artés y un tocado de punto de aguja que regaló un grupo de devotos el año pasado.
La Virgen, que ha sido vestida por Antonio Villar, luce la saya de salida y el manto de la Virgen de la Alegría cedido por la Hermandad de la Sentencia. Además lleva en el pecho un escudo de hojilla de oro bordado por Pérez Artés y un tocado de punto de aguja que regaló un grupo de devotos el año pasado.