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miércoles, 28 de septiembre de 2016

De trama simple: Entre emociones y recuerdos te espero Señor


La semana en la que nos encontramos, ha estado plagada de actividad cofrade: cabildos, elecciones, rosarios, procesiones de gloria y próximamente extraordinarias que confeccionarán  un cartel repleto de actividad cofrade, no sólo en nuestra ciudad sino en toda la región, destacando la ya pasada exaltación y procesión de la Virgen de las Angustias en Granada, o la futura coronación de la Paz del Porvenir en Sevilla o salida extraordinaria de Nuestro Padre Jesús Rescatado y la Virgen de la Amargura.

Semana intensa en actividad interior y exterior sin duda para muchos cofrades, que habrán experimentado emociones y recuerdos que quedarán impresos en sus corazones. Unos de estos cofrades o muchos de ellos se dieron cita el pasado 26 de septiembre en san Cayetano y es que por una coincidencia casi mágica, pasado presente y futuro Parecieron confluir en esta fecha del calendario.

Como casi todos conocen, hace tan sólo unos días que en cabildo extraordinario se aprobó por unanimidad las restauración de los titulares de la hermandad, siendo la imagen de nuestro padre Jesús caído la primera en marchar para tal fin. Las casualidades de la vida quisieron que este 26 de septiembre fuera el elegido para despedir a la imagen, que estará muy probablemente 5 meses retirada al culto, y quiso el destino que este acto coincidiera con en el primer aniversario de la salida extraordinaria con motivo del 250 aniversario fundacional. También quiso el destino que nuestra querida y devota hermana “Carmeluchi” como le gustaba llamarse, se fuera con ÉL, hace justo un año. Y es que este 26 de septiembre, recordado, admirado, emocionado y sentido volverá a marcarse en nuestros calendarios, pues por coincidencias de la vida, será el día en el que nuestro titular dejará su capilla. 

En la noche del 26 hermanos y devotos se dieron cita a sus pies, allí donde Él siempre escucha paciente, con su mirada humilde. Allí, en su tranquila capilla, ligeramente apartada de la nave central, lugar en el que siempre o casi siempre hay alguien que le habla con la mirada y que tras rezarle, se acerca hasta su madre para consolar su Soledad y enjugar sus lágrimas. Fue allí, donde el padre Molina emociono a los presente con sus palabras, allí, se vivió la eucaristía de manera intima, informal, fue como cuando una familia bien avenida se reúne en un entorno de paz, armonía y unidad alrededor de una mesa para una celebración.  Allí se recordó,  se repasó, se revivió, se sintió y todos los que estuvimos pudimos sentir la emoción de días pasados, de momentos vividos, de despedidas amargas y de grandiosos recuentros. Pudimos sentir el flujo de la vida, la luz y la Fe. Sentimos como las coincidencias de las cosas no ocurren por casualidad, y percibimos lo bella que puede ser  la descomposición de la luz al atravesar un prisma porque aprendimos que las despedidas no tienen por qué ser tristes, pues siempre existe una oportunidad para el reencuentro si creemos y tenemos Fe.


Manuel Orozco







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