Esther Mª Ojeda. A pesar de que actualmente todo el mundo vincularía la hispalense Parroquia de Omnium Sanctorum a la Hermandad del Carmen Doloroso, su historia se extiende mucho atrás en el tiempo remontándose hasta el lejano período histórico de la Reconquista, aprovechando para su construcción la ubicación de una antigua mezquita almohade. Desde entonces, transcurrió apenas un siglo cuando, debido a los daños ocasionados por un terremoto, hubo de realizarse una reforma enmarcada en el estilo gótico-mudéjar que significaría el primer acontecimiento reseñable que marcaría la historia de la sede de la corporación del Miércoles Santo.
Dentro de esa gran trayectoria a lo largo de los siglos, cabe destacar un suceso del que la propia cofradía se hacía eco en su cuenta de Twitter (@Hdad_del_Carmen) unos días atrás: la declaración de la Real de Omnium Sanctorum como monumento histórico-artístico en el año 1931 durante la Segunda República, aportando para ello la prueba documental del número 155 de la Gaceta de Madrid, con fecha del 4 de junio del citado año y en el que se incluían otras muchas construcciones que pasaban a formar parte de una larga lista.
Esta publicación respondía a una tabla generada con una relación de inmuebles pertenecientes al denominado Tesoro Nacional y que, tras la aprobación del 3 de junio de 1931 por parte del Gobierno Provisional de la República anterior al proceso de elecciones constituyentes, éstos quedaban declarados monumentos de carácter histórico-artístico. Con este decreto, organizado por provincias, llegaba lo que hasta entonces habría de ser la medida de mayor relevancia adoptada con el fin de proteger el patrimonio existente y en el que cabían destacar, por constituir una gran mayoría, los de índole religiosa – como iglesias, monasterios, basílicas, conventos, catedrales, capillas, colegiatas y ermitas.
Sin embargo, ese intento de salvaguardar el patrimonio nacional quedó empañado con la llegada de la Guerra Civil, cuando la Parroquia de Omnium Sanctorum – al igual que muchas otras – sufrió un incendio fruto de las dramáticas actuaciones emprendidas en 1936 y tras las que lamentablemente solo pudieron conservarse muros y pilastras. Los procesos de reconstrucción se confiaron posteriormente al arquitecto Juan Talavera, quien realizó una magnífica labor de la que el pueblo pudo ser testigo con la inauguración en una fecha tan señalada como el 12 de octubre de 1940.
Así, la historia del templo sevillano de Omnium Sanctorum vio transcurrir varias décadas hasta que en 1987 el Grupo de Devotos con el que se establecería la Hermandad del Carmen Doloroso decidiera abandonar su sede, hasta el momento en la Iglesia de la Misericordia, para trasladarse a su actual templo con la ayuda del entonces párroco, D. Antonio Pérez Delgado, uniendo así su historia a la de esta célebre parroquia en la que se asentaron y donde forjaron su imagen e identidad hasta su absoluto florecimiento.