Julia Nieto. Una Reina cobijada en su dolor, llora en el barrio del Alpargate. Tan solo quiere en su desconsuelo, alguien rescate a su hijo de morir inocentemente en una cruz miserable. Pues Él nada ha hecho y va cruelmente maniatado, pero sin embargo a un cruel malhechor, en su lugar han soltado.
Si Dios ha venido a salvar a los hombres, ¿por qué a la nacida sin pecado original, está haciendo daño? Amargura que te llaman, como contradices ese nombre, si al fijarme en tu mirada, solo veo tu dulce rostro.
Madre mía qué hermosa eres, cómo se nota que la gracia de Dios, es la que tu faz irradia siempre. Quiero hacerte una pregunta, ¿Cómo consigues seguir teniendo fe y amor en un Dios que te quita a un ser querido? ¿Como es que Tú, Reina trinitaria, consigues seguir siéndole fiel a un Señor, que de tu mismo hijo te aparta?
Dame tu templanza, para apaciguar mis momentos de ira, tu paz para aceptar la voluntad que Él me prepara y la luz para comprender que aunque a mi lado no los vea, solo es el amor de tu hijo, el que a los míos rescata.
Fotos Antonio Poyato
