Julio el Tabernero. Niño, cada día entiendo menos todo este mundillo de las cofradías. ¿Que por qué digo esto? Por muchas cosas. Pero en esta ocasión sobre todo por el tema de las negociaciones por jornadas para cuadrar horarios.
Para empezar, niño, no comprendo su razón de ser. Porque entonces los responsables de las hermandades deberían dedicar un tiempo a aclarar a qué puñetas se dedicaron cuando se abordó allá por septiembre el posible cambio de la carrera oficial. ¿Solamente a ver cuál de las tres alternativas de recorrido gustaba más? ¿A nadie se le ocurrió en esa época intentar hacer un croquis sobre cómo quedaría el orden de entrada en carrera oficial y a estudiar los posibles cruces en los itinerarios de las hermandades?
Niño, uno llega a pensar que aquí algo falla seriamente. Supongo que cuando hay que empezar por explicarle a la mayoría de los hermanos mayores cómo tienen que ir vestidos a este tipo de reuniones ya pocas cosas positivas se van a sacar de ellas.
Evidentemente, niño, nuestros confidentes nos han revelado que las negociaciones de estas últimas semanas no han sido, ni mucho menos, una balsa de aceite como cuentan los diarios serios de información cofrade que son guía para nuestro amigo Quinito. Sí, hombre, el señor este que está autorizado por el mismísimo Dios para decir qué es información cofrade y qué no. El hecho es que hay alguna hermandad que empieza a ver que la mejor salida para sus intereses pasa necesariamente por cambiar de jornada. Y hasta ahí puedo leer por el momento...
