Hasta la presente -y mientras nadie me corrija- las fuentes más frecuentes con las que puede contar una Hermandad cordobesa para financiarse, suelen ser:
• Cuotas de hermanos.
• Pagos de papeletas de sitio.
• Donativos.
• Subvenciones.
• Ingresos procedentes de diversos sorteos de lotería (fundamentalmente de la Lotería de Navidad).
• Ingresos procedentes de la instalación de cruz de mayo.
• Ingresos procedentes de la instalación de caseta de feria.
Visto así pueden parecer bastantes los medios disponibles para el mantenimiento de nuestras Hermandades. Pero no hay más que rascar un poco para conocer el día a día de nuestras Cofradías y comprobar que no hay nada más lejos de la realidad.
¡ESTO ES CÓR-DO-BA!... que diría el bueno de Leónidas, Rey de Esparta, antes de disponerse a partir al paso de las Termópilas junto a 299 valientes más para combatir contra las huestes persas de Jerjes I en busca de una muerte segura. Digo yo que, salvando las distancias, así debe sentirse algún que otro Hermano Mayor de nuestra ciudad cuando tiene en su mano las cuentas de la Cofradía y ve lo que ve... Rojo de ira, pero dispuesto a morir luchando. ¿He dicho debe? Perdón, quería decir debería, porque aquí lo único que uno suele escuchar, honrosas excepciones al margen, son lamentos, lloros y quejas (y a veces ni eso). Pero no tenemos, no hay, no se ven y no surgen en nuestras Hermandades LÍDERES que, como Leónidas, estén dispuestos a luchar contra lo que se les quiere imponer.
Verán, la cuestión es muy sencilla. Aquí en Córdoba los tres primeros medios de financiación antes citados no sirven para cubrir los gastos corrientes de funcionamiento de una Cofradía (en el caso concreto de los donativos podemos considerar que ni tan siquiera son dignos de considerar –cuantitativamente hablando- salvo en los casos de Hermandades con Titulares que gozan de devociones notables). No estamos hablando, en términos generales, de acometer grandes proyectos, no: no hablamos de dorar, de bordar, de construir casas de hermandad… No. Hablamos de pagar flores, cera o demás gastos inherentes a la celebración de Cultos (incluida la Estación de Penitencia)… o bien de limpieza de la sede respectiva, luz, teléfono, agua, etc. ¿Por qué no da para cubrir todos estos gastos en muchos casos? Buena pregunta… que tiene una respuesta sencilla:
1.- En Córdoba, y aunque pueda parecer otra cosa, no hay cofrades comprometidos con sus Hermandades. Aquí el número de hermanos de las corporaciones importa muy poco (o, por lo menos, lo parece). Teníamos hasta este año 36 Hermandades en la nómina de la Carrera Oficial, 29 de ellas –número arriba, número abajo- concentradas, como quien dice, en pleno centro. Oigan, así no hay forma de que las ya fundadas crezcan y puedan consolidarse… Pues nada, como el que oye llover. Ahora otra más en el barrio de San Lorenzo. Y añadamos otra más en la Iglesia de la Merced. ¿Por qué no? ¡Ahí nuestros santos c…!
2.- Consecuentemente con el epígrafe anterior: sin hermanos no hay nazarenos. Y si no hay nazarenos, no hay papeletas de sitio y…. Fíjate tú por dónde… Ese mal tan nuestro, la capirofobia, se traduce en pocos ingresos. ¡Mira que si ahora va a ser que sacar nazarenos a la calle es importante! Y nosotros contentándonos con llegar a 100 durante años, años, años y años. ¡Qué cosas!
¿Y las subvenciones? Comparen. Sevilla, a una Hermandad que hace Carrera Oficial con dos pasos le abonó en el año pasado 27.000,00 €. A las de un paso, 23.000,00 €. En Córdoba, con dos pasos, se presume que aproximadamente 5.000,00 € (seguramente no los alcanzará). Digo se presume porque hasta el momento las Cofradías solamente han recibido aproximadamente una tercera parte del importe total de la subvención.
Así pues las Hermandades se las tienen que ingeniar para sacar unos cuartos extra con las ventas de lotería y mediante los montajes de cruces de mayo y de casetas de feria. Actividades estas curiosamente ajenas a cualquiera de los objetos fundamentales de las Cofradías y en las que las mismas se juegan tanto, llegando a asumir, particularmente en cruces y en feria, inversiones costosísimas (con el riesgo que esto entraña). Imaginen ustedes lo que puede suponer a una Hermandad un mal mes de mayo desde el punto de vista climático. Ruina económica, así a las claras. Pero como tantas veces el montaje es cuestión de supervivencia, es lo que toca.
En una ciudad normal, consciente de lo que le aportan sus Cofradías (aunque sea ya desde el punto de vista meramente económico), éstas tendrían todo el apoyo del mundo por parte de la corporación municipal de turno (independientemente de su signo político). ¡Pero no! ¡Hemos dicho que esto es CÓR-DO-BA! ¡Hagan el favor de enterarse! Aquí las zancadillas y los obstáculos están a la orden del día. Y quien tenga dudas, que pregunte, por ejemplo, a los responsables de la Hermandad de la Sentencia por lo que tuvieron que soportar el año pasado en la Plaza de San Nicolás: "advertencias" de la Policía Local incluidas. ¡Manda narices!
Y este año 2014, nueva ocurrencia. Si alguien tiene interés, puede consultar las bases recién publicadas para instalar una caseta en el recinto ferial del Arenal y quedarse con la mandíbula desencajada. Por lo menos con el apartado 3.4 Interior (se entiende que se hace alusión al interior de la caseta, claro…), que viene a decir:
Desde la Delegación de Fiestas y Tradiciones Populares se hace una invitación a destinar, en la medida de lo posible, un tercio de la superficie de la caseta a patio abierto, decorado con plantas, a imitación de nuestros “patios”. La idea que queremos compartir con las Asociaciones, es hacer casetas con identidad propia y que a veces pasa por reconvertir los espacios destinados a almacén y desahogo de la caseta, que dan una imagen negativa de la misma, en un patio abierto, con plantas y flores, que puede aportar sin duda, identidad a la Feria de Córdoba, además de ofrecer muchas ventajas desde el punto de vista de la funcionalidad. Para potenciar esta iniciativa, se adopta el criterio de dar prioridad para el cambio de ubicación, a aquellas casetas que tengan en su proyecto el montaje de un patio cordobés (siempre que existan huecos libres que lo permitan).
No sé qué mente preclara habrá parido semejante sandez, que obliga a muchas asociaciones a reducir el espacio para ubicar mesas (y generar ingresos, que de eso se trata el negocio) para montar un espacio abierto en el interior de las casetas (me lo van a contar cuando se ponga a llover). De verdad que me gustaría hallar en el diccionario de la Real Academia Española un adjetivo que reflejara las pocas luces de esta medida que usted debe cumplir si desea conservar el espacio en que lleva años ubicando su caseta de feria. Lamentablemente no lo he encontrado. Supongo que alguien en el Ayuntamiento está dispuesto a hacer un favor a varios “amigos” pasando por encima de quien se le ponga por delante para dotar a estos de un sitio privilegiado en el recinto ferial. Muy señores míos: no tienen ustedes vergüenza ni la conocen.
Lo que más me indigna de todo esto es que las Hermandades siguen con su actitud borreguil, poniendo otra vez más la cara para que se la partan. Sin protestar. Sin quejarse. Ni la celebración del Vía Crucis Magno parece servir para dejar claro a las Juntas de Gobierno de nuestras Cofradías la relevancia de las mismas en nuestra ciudad. ¿Qué sería de la fiesta de las cruces si las Hermandades no montasen las suyas? ¿Qué ocurriría si todas las Cofradías dejasen de instalar casetas de feria?
En las próximas elecciones que se celebren en su Hermandad procuren buscar un candidato “Leónidas” que ponga a la Cofradía en su sitio. Alguien que no deje pisotear a la misma una y otra vez, soportando medidas caciquiles como la comentada que la Delegación de Fiestas y Tradiciones Populares se ha sacado este año de la manga. Aquí ya hay más de uno que estamos hartos, HARTOS de tanto Hermano Mayor “Lalo Rodríguez” que, ante la más mínima adversidad, agacha la cabeza y entona aquello de “Ven, devórame otra vez…”, que yo me dejo…
Marcos Fernán Caballero
Recordatorio Candelabro de Cola