La hermandad de la Vera-Cruz acaba de recibir las dos bambalinas laterales bordadas de su paso de palio, que ya están sobre los varales del paso en el que irá su titular, y que responden al mismo concepto de diseño y ejecución de uno de los conjuntos más originales de los últimos años.
El bordador Manuel Solano es el autor de estas dos piezas, bordadas con hilos de oro fino, plata y sedas, con abundantes motivos vegetales y por el momento también sin iconografía, al menos en estos dos costeros. José Manuel Martínez es el autor del dibujo de todo el conjunto.
Las bambalinas laterales que por primera vez se moverán sobre la Virgen del Dulce Nombre el próximo Lunes Santo basan el diseño en los dos paños exteriores de la frontal estrenada en el año 2009 y de la trasera que se incorporó en 2010.
Hojarascas y roleos rematados en la parte inferior con rosas bordadas con la estética técnica de hojilla forman el dibujo concebido por José Manuel Martínez y plasmado por Manuel Solano con una notable riqueza interpretativa, sobre el terciopelo azul marino característico de este paso.
No tienen las laterales iconografía, como sucedía en la frontal, presidida por una imagen de la Inmaculada Concepción, y en la trasera, en que estaba el anagrama del Ave María. En ellas es todo ornamentación vegetal, aunque en el futuro sí que tendrán la incorporación de un elemento propio de este paso de palio que no se ha podido terminar para este año.
El hermano mayor de la cofradía del Lunes Santo, Andrés Espejo, explicó que será en el próximo año cuando se termine el conjunto con las cresterías que ya están en el frontal y la trasera.
Serán piezas realizadas en oro fino sobre tisú y montadas al aire, es decir, sin ningún soporte de tejido. A través de pequeñas cartelas completará lo que ya se inicia en el resto del conjunto: el texto en latín del Magnificat, ya comenzado tanto en el frontal como en la trasera. Andrés Espejo aseguró que la intención de la cofradía es que estas piezas se pueda completar para el año que viene.
Las bambalinas laterales, como el resto, llegan al palio de la Virgen del Dulce Nombre gracias a la donación de un grupo de hermanos, que han sufragado el coste de este trabajo excepto un pequeño porcentaje, que sí ha ido a costa de la hermandad.