La Semana Santa de Sevilla tiene en su nómina cofradías que representan la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Entre sus pasos existen pasajes de carácter alegórico como los que procesionan en la hermandad del Santo Entierro, con el Triunfo de la Santa Cruz sobre la muerte, la popularmente conocida como “la canina”, en la cofradía de la Trinidad con el Sagrado Decreto o en la hermandad del Sol, en las andas que preside el Santo Cristo Varón de Dolores, pero hubo representaciones de esta tipología que se perdieron para siempre como el paso presidido por el Profeta San Isaías, vulgarmente conocido como “el Santo del Poyetón", que hacía su salida procesional en la cofradía de Montserrat. Misterio que se perdió en el tiempo.
San Isaías fue un profeta bíblico de la Pasión que ha sido muchas veces nombrado como “el quinto evangelista”, pero que vivió muchos años antes de la venida del Salvador. Suya fue la descripción del Varón de Dolores, imagen que curiosamente desde hace varios años también procesiona por las calles de la ciudad. Simbolizaba la Pasión entera representada por el pergamino que aquel escribía.
Durante varios años procesionó en la Semana Santa de Sevilla dentro del cortejo procesional de esta corporación del Viernes Santo este paso presidido por un singular profeta que iba sentado sobre una roca asemejada a un poyete y que por este motivo San Isaías era vulgarmente conocido por el pueblo como “el Santo del Poyetón”. Se presentaba bajo una palmera. Fue el paso alegórico de la hermandad de Montserrat.
Otros pasos de este carácter también se perdieron en la Semana Santa de Sevilla como ocurrió con el del Dulce Nombre de Jesús de la hermandad de la Quinta Angustia, San Andrés de los Panaderos, el que representaba el eclipse en las corporaciones del Museo y de la Sagrada Mortaja, Santa Cruz en la Soledad de San Lorenzo, Sagrado Corazón de Jesús de la cofradía de las Siete Palabras, de las Tres Virtudes Teologales de la Hiniesta, y Triunfo de la Cruz en las cofradías de la Estrella y de la Carretería.
La imagen de este Santo, San Isaías, fue realizada en el año 1860 por escultor valenciano afincado en aquellos años en Sevilla, Vicente Hernández Couquet.
Este misterio de carácter alegórico representaba al profeta San Isaías escribiendo sus profecías sobre la venida, Pasión y Muerte de Cristo. La talla era de candelero y se revestía con una túnica de tisú blanco con flores de oro y un manto de terciopelo carmesí bordado en oro, obra de patrocinio López.
Su mirada hacia arriba hizo que pareciera que observará los balcones de las diferentes casas por donde procesionaba. Al ir escribiendo y con esta visión, se fraguó la leyenda que miraba a las jóvenes casaderas o por matrimoniar y San Isaías componía la lista para los futuros noviazgos, como si fuera un “San Antonio israelita”, según recoge Juan Martínez Alcaide en su libro “Imágenes Pasionistas de Sevilla que no procesionan”
El paso era obra de Robles Pardo estrenado en la Semana Santa de 1861, la talla era dorada y el fondo carmesí. Estas andas resultaron seriamente dañado por la lluvia en 1893. Después volvió a salir solo en 1931. Para esta exclusiva salida profesional, la imagen fue modificada sustancialmente por Manuel Galiano, el cual le añadió telas encoladas, dejando de ser una imagen de vestir como lo había sido desde que fue hecha.
En la capilla de la Hermandad de Montserrat, justamente a la entrada del templo se puede contemplar a San Isaías, un santo que aparece sentado sobre una roca, con la mirada elevada y aparentemente escribiendo con una pluma sobre un pergamino. Es una instantánea que hoy no se podrá admirar por las calles de la ciudad cerca de la luna de parasceve. Joya perdida por la Semana Santa hispalense, aunque todavía se le rinde culto en nuestra ciudad.
Recordatorio La otra Virgen de Santa Marta