Hay días en que la ciudad se despereza a la mañana con una
sonrisa inequívoca que antecede a sus días felices y esperados. La jornada del
Viernes de Dolores no podía ser menos. Y, así, a primera hora ya se veía un
pasito de palio saliendo por el lateral de la iglesia de la Trinidad.
La crónica del día tiene una parte bien diferenciada en su
primera parte jalonada de procesiones o Vía Crucis escolares que no hacen sino
mostrar la fuerza emergente que tienen las cofradías entre los más pequeños. Si
bien, como no podía ser de otra forma, uno de los centros neurálgicos de la
jornada fue la Plaza de Capuchinos, donde Paz y Dolores fueron visitadas por un
gran número de fieles a lo largo del día, mientras Nuestro Padre Jesús de la
Sangre era acogido en su Vía Crucis por numerosos fieles.
Una grandísima expectación, al borde de la Semana Santa, que
se manifestó en los Vía Crucis que han rodeado el barrio de San Lorenzo
(Rescatado, Ánimas, Prendimiento) que abarrotaron las calles de la feligresía.
Mientras San Agustín, San Pedro, San Basilio o la Huerta de la Reina daban
también cuenta de que la Semana Santa nos alcanza y la ciudad y sus habitantes
han despertado a la intensidad misma de la primavera.
Blas Jesús Muñoz