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viernes, 30 de mayo de 2014

Verde Esperanza: No es momento de derroche




Hoy me planteo abordar un tema algo espinoso, incluso complicado. Trataré de ser lo más elocuente posible. Alguna vez he escrito, en referencia a las Cofradías, que no me gusta hacer demagogia con la caridad y que no hay que dejar de darle oportunidades de trabajo a orfebres, tallistas, bandas, imagineros…

Que no se entienda el artículo de hoy como un cambio de rumbo. Lo que ocurre es que, en mi opinión, los extremos nunca son buenos. Si es malo que de repente todos los artesanos que comenté anteriormente se queden sin trabajo, igual de nocivo es que tengan que hacer todo el trabajo de un año para otro. Me explico, evidentemente a esos artesanos no les perjudica. Lo que es negativo es que en los tiempos de crisis que, directa o indirectamente, sin duda afectan a las Hermandades, estas acometan proyectos colosales.

No es de recibo que una corporación se encapriche en cambiar el paso de misterio por completo de un año para otro, y que al siguiente venga prácticamente tallado. Tampoco lo es que veamos escenas en las que pasos de misterio y de palio sufren aguaceros significativos (gracias a Dios no ha sido este el año de hablar de eso, pero el problema no desaparece). Incluso recuerdo hace un tiempo que una Hermandad hizo la mudá de su paso de misterio bajo una lluvia intensa, con todo lo que ello conlleva. Eso se traduce después en restauraciones, que ni son ni deben ser gratis. Lo que es seguro es que son evitables. Me refiero, en definitiva, a hacer derroches económicos sin necesidad real. No es tiempo de acometer proyectos colosales económicamente hablando.

Que no se me malinterprete, como ya digo no se trata de dejar sin trabajo a los artesanos. Si una Hermandad ha de renovar su paso de misterio porque el antiguo no esté a la altura de la imagen o se encuentra deteriorado, evidentemente existe una necesidad de cambio. Se trata de mantener un equilibrio, como tantas cosas en la vida. Ni derrochar, ni ser austero de forma exagerada. En estos tiempos duros que corren hay que prestar especial atención a los más necesitados, que claman en silencio por poder comer una vez al día. Y, sobretodo, no descuidar las obras sociales, brindarle oportunidades a todos aquellos que las necesitan. Las Hermandades también hemos de ser motor de cambio social, siguiendo el ejemplo de Jesús en todo momento. El momento de realizar proyectos grandiosos llegará cuando Dios quiera, pero desde luego, no es ahora.

José Barea












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