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domingo, 1 de junio de 2014

Calvario de iris: Judas el estigma de un destino

“Te convertirás en el decimotercero, y serás maldecido por las estirpes,
y llegarás a prevalecer sobre ellas”.


Sobre una incipiente loma el ronco y escalofriante aullido de un escuálido perro, violenta los nuevos sueños haciendo añicos el silencio de la noche. Diseminadas hogueras con su ígnea danza crepitante, resaltan la temblorosa forma de un hombre, que apoya su frente sobre el gélido muro del templo. Henchida la escena de simbolismo, con los brazos abiertos e impregnando la sacra piedra con sus manos laceradas, ofrece un puente de sangre entre lo terrenal y espiritual, en un desesperado intento de no desfallecer y sentir en su interior la voz del Dios reconfortante. Cerca de él avivan el fuego con hojas de palmera secas y resina de mirra, que exhala su profundo amargor acrecentando su atormentada figura.


-Ten misericordia de mi, Dios de Israel....Jesús el rabí nazareno habló de mi estrella.........
-”Levanta tus ojos y mira la nube y la luz que hay en ella y las estrellas que la rodean. La estrella que marca el camino es tu estrella”..................
Con la huella del frescor intacta sobre la frente, Judas alza despaciosamente la cabeza ofreciendo al firmamento un angustioso suspiro. El recuerdo de las palabras de amor del maestro amigo, hacen que las lágrimas empapen su faz. Una extraña brisa se hace notar  cimbreando el ropaje, caracoleando entre los dedos que cubiertos de arenisca, vuelven junto al cuerpo advertidos por la presencia...............
-Shalom mi buen amigo Judas, debo reconocer que no me sorprende verte hoy por aquí, de hecho te esperaba hace ya algún tiempo.........
-Zera no soy amigo tuyo. Comes de la mano de dos amos, el opresor romano engorda tu ego con sangre de tu sangre y el Sanedrín cuajado de rencillas y corruptelas, ha olvidado el precepto de guiar al rebaño abandonándolo a su suerte..
-Zera cruza tu mirada con la mía...purifícate y escucha su mensaje....
-Judas, Judas ¿Purificación, mensaje pero de que me hablas?. Admiteme un consejo vehemente Judas huye con tu secta a las montañas, los romanos prenderán  a todo aquel que se erija en discípulo o seguidor del nazareno...........
-Maldita marioneta de Kaifas, recuerda a tus fieles chacales que al que van a prender es el “ungido”.
-¡Aleja tu influencia de mi alma!. Busca en esta noche de fe, donde lo visible alumbra lo invisible, cuando la oración alinea el cielo con la tierra, abriendo una dimensión espiritual vacía de demonios y tierras yermas, serpentea hacia tu abismo y déjame, me quedan pocas horas.

Más fría y lenta la noche cual reloj de arena, cuenta con sus nacarados dedos cada partícula cristalina que cruza su cuello, acentuando la lividez en el rostro de Judas, que recostado bajo una Acacia esboza una inquietante sonrisa, quizá, recordando sus enriquecedores encuentros con Jesús o sus vivencias alquímicas. Ninguno de los trece tuvimos “coraje espiritual” para mirar a Jesús a los ojos. Jesús era paciente en sus enseñanzas y a veces sonreía predicando. Mi sueño de “aquella casa de tejado de hojas verdes”, marcó el camino de mi estrella. Me hace participe del “plan divino” del sacrificio de la forma humana de Jesús. Con el inexorable caminar de la noche el frío se torna insoportable, haciendo retrotraer la memoria a cálidos momentos de juventud en compañía de Salomón el alquimista.

-¡Ay mi recordado y viejo amigo Salomón! Y su fiel búsqueda de la “piedra de proyección”, para transmutar los metales viles en nobles. Recuerdo aquella tarde de primavera en casa de Salomón el físico, el mago, el alquimista, en la cual me entregó un ánfora bellamente policromada con motivos egipcios, repleta de papiros de piel de cabra con manuscritos casi ilegibles. Con voz sosegada y algo melancólica pronunció al dejarlos en mis manos.................
-El “ser” es un metal vil. La gracia, el cosmos, es la equivalencia a la piedra roja. El hombre tocado por la espiritualidad es el “hombre despierto”...el oro. Imprégnate de la sabiduría que encierra esta ánfora, algún día entenderás el motivo de tu peregrinar hacia la nobleza.

Al día siguiente visité de nuevo la casa de mi mentor, su fiel sirviente Jayro me comunicó compungido, que el viejo Salomón partió en la amanecida hacia los fértiles márgenes del lago Tiberiades para ya no volver.

Fueron años sangrientos y de hambruna por la cólera romana, no había valle sin la tétrica imagen de hermanos crucificados y rodeados de cuervos que certeros cercenaban, sus aún trémulas carnes.

Guerreaba en las montañas y auspiciado por la noche junto a la hoja de mi espada, asimilaba las enseñanzas del erudito Salomón. Sus manuscritas reflexiones ricas en metáforas dibujaban un paralelismo, entre el proceso de búsqueda hacia la perfección de los metales que concluye en el oro, con las enseñanzas de un joven Rabí que clamaba la venida del reino siempre rodeado de ávidas muchedumbres, con la necesidad de creer y crear un libertador de la tiranía romana. La “interna” alquimia que Jesús pedía a sus hermanos, una inversión de los valores a través de la transmutación del cuerpo físico al espiritual. El cordero verterá sobre la piedra del “Gólgota” el rojo cáliz de su sacrificio abriendo una dimensión cósmica, redimiendo a los viles y otorgando una casa

 de oración a los nobles de espíritu. El diáfano amanecer empieza a dibujarse sobre las hojas de acacia, pronto cesará el intenso frío cuando me halle al abrigo del techo de “hojas verdes”, otorgada la gracia, junto al maestro en su reino incorpóreo.

José Antonio Guzmán Pérez







Recordatorio Calvario de iris




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